El mundo de la interpretación es un ámbito muy reñido, en él tan solo 8,17% de las personas pueden vivir de los trabajos que ofrecen estos estudios. Marta Revuelta es estudiante de interpretación, mientras que Isabel Moya y Nerea del Hoyo ya han acabado sus estudios. Junto con ellas Demelsa López, profesora de interpretación, relatan cómo es este sector desde su propia experiencia. 

Para entender esta problemática, primero debemos comprender qué es la interpretación. La RAE lo define como la “acción y efecto de interpretar». Una definición que hoy en día tal vez se queda un poco escueta debido a las diferentes salidas que estos estudios pueden ofrecer. Entre ellas, además de las clásicas como actor de cine o teatro, se encuentran otras como modelaje publicitario, crítico cinematográfico o teatral, animador sociocultural y coordinador de salas teatrales. Estas son solo unas pocas de todas las posibilidades que dichos estudios pueden ofrecer. 

Un informe del Gobierno señala que el número de personas que estudian arte dramático de manera no universitaria asciende a 2.851. El 81,8% de ellas en públicas mientras que el 18,2% en privadas. Este informe pone en relieve la supremacía de las escuelas de interpretación por encima de las universidades, donde no se encuentran datos. Algunas escuelas como la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia o la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid han adquirido mucho prestigio en este sector. 

La realidad de la interpretación es que ni un 10% de las personas que acaban estos estudios pueden vivir de ello. Dentro de este porcentaje que pueden ganarse la vida en el sector, tan solo 30,6% son mujeres y así lo demuestra la estadística cultural vinculada a las artes escénicas y musicales suministradas por el Gobierno. En ella podemos encontrar una diferencia relevante entre ambos sexos, teniendo prominencia los hombres sobre las mujeres. Este dato supone que la falta de trabajo del sector, de por sí significativa, afecta en mayor medida a las mujeres y sufran aún más las consecuencias de dicha situación.  

Ante esta problemática basada en la irregularidad que supone este oficio, el Gobierno ha aprobado un Real Decreto para realizar una prestación por desempleo que se adapte a esta “intermitencia» del sector. Esta noticia ha sido acogida con gran entusiasmo por la Unión de Actores y Actrices, que es el sindicato que representa a todas aquellas personas que pertenecen a este ámbito. Silvia de Pé, secretaria general del sindicato, declaró para Europa Press lo siguiente: “Es una noticia y medida positivísima. Estoy muy emocionada porque hemos luchado desde hace diez años por esto, y tras una negociación larga e intensa ha salido adelante”. 

Pero la realidad, a pesar de esta mejora, dista mucho de la situación en la que se encuentran estas personas. Además, la pandemia del Covid-19 ha degenerado aún más este sector. Según un estudio de la FAETEDA, Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza, este sector ha perdido un 31% de sus ingresos. Esto supone una pérdida total de 444.000 millones de euros. Con esto se muestra que el sector ha decaído considerablemente haciendo que las ayudas del Gobierno, todavía, sean insuficientes.

Para reflejar esta situación, diferentes testimonios muestran su perspectiva sobre la situación actual del sector. Marta Revuelta empezó a estudiar interpretación hace 3 años en la Escuela de Raquel Pérez. Decidió venirse a Madrid con la esperanza de poder compaginar estos estudios con una carrera universitaria. Por ahora no ha logrado realizar ningún trabajo remunerado en este sector pero, espera que al finalizar sus estudios pueda dedicarse a algún ámbito dentro del mundo de la interpretación. 

Otro caso es el de Nerea del Hoyo que, a diferencia de Marta, ya ha finalizado su formación. Nerea es una joven actriz de 21 años que ya cuenta con 4 años de formación y que aún no ha sido capaz de encontrar empleo. Recientemente, ha finalizado sus estudios de arte dramático en la escuela llamada Estudio V, con gran reputación en Madrid. Su salida al mercado laboral ha sido complicada hasta ahora, como ella misma relata en sus declaraciones. 

Ambas realizan una queja hacia la poca oferta de la profesión frente a la gran demanda de la misma, combinada con el gran intrusismo del sector. Estos elementos denotan la difícil situación que sufren los estudiantes a la hora de buscar una salida laboral. La misma opinión ofrece Isabel Moya, pero a diferencia de Nerea, ella ha logrado trabajar dentro de este sector. 

Isabel ha realizado estudios de  interpretación en la Escuela el Palacio de Papel aunque, a día de hoy no ha parado de formarse. Ella es consciente de las dificultades que plantea este sector y por ello relata su vivencia personal en este entorno. Su sueño es lograr trabajar en el ámbito cinematográfico sin embargo, ya cuenta con experiencia dentro del sector.

En contrapunto con los estudiantes está Demelsa, profesora de interpretación que trabaja en la escuela privada Estudio 4 de Getafe y Leganés. Ella estudió interpretación y decidió dedicarse a ello a través de la enseñanza como plan B, puesto a las dificultades de este sector. Piensa que los alumnos no salen preparados al mercado laboral porque necesitan experiencia dentro del mundo para realmente aprender el oficio. Como Isabel, piensa que la formación de un actor nunca acaba. 

El cómputo general de estas declaraciones dejan claro que los integrantes de este sector no consiguen encontrar oportunidades de empleo acordes a una estabilidad fija. Entre los motivos que alegan, reiteran el intrusismo que sufre esta profesión, así como, la preferencia de escoger caras conocidas antes que apostar por nuevos talentos. Suerte, esfuerzo y una formación en constante evolución podrían ser las claves para triunfar en este sector pero, como dice Miguel del Arco: “los sueños en el teatro empiezan y acaban cada día”.