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Algunos sólo habrán oído hablar de ellas. Otros, las habrán sufrido en su propia piel. Pero lo que nadie pone en duda es que todos los estudiantes saben lo que son. Un año más, las novatadas se convierten en el centro de atención con la noticia que el pasado 1 de octubre hizo saltar a los medios de comunicación: una moción aprobada por el Pleno del Senado se ha propuesto luchar definitivamente contra ellas y esta vez, parece haber ganado la partida.

Comenzado el curso, muchos estudiantes deben enfrentarse a las múltiples novedades que les esperan con el inicio de su vida universitaria. Una tarea nada fácil sobre todo para aquellos que deben abandonar su casa y vivir en otra ciudad. En esos momentos, la búsqueda de piso, residencia o colegio mayor se convierte en la mayor de las preocupaciones y son muchos los que optan por esta última opción al ofrecer distintas facilidades y ventajas. Pero ser novato tiene su precio, que no todos están dispuestos a pagar.

Cada año, los ‘veteranos’ llevan a cabo una serie de pruebas y retos que los novatos deben superar para ser integrados en el grupo, y así facilitar el acercamiento de estos jóvenes al resto de los compañeros. “Los veteranos queremos que los nuevos estudiantes que vienen a nuestro Colegio Mayor se integren y pierdan un poco la vergüenza, pero todo ello sin ánimo de humillarles o ridiculizarles. Al fin y al cabo, todos pasamos por ello al empezar”, declara Francisco Bujaldón, estudiante de la Politécnica y veterano del Colegio Mayor Pío XII. Algo que podría explicarse con la afirmación del psicólogo Robert Cialdini, quien considera que “las personas que pasan por una gran dificultad o dolor para lograr algo tienden a ser más valoradas que las que obtienen lo mismo con menor esfuerzo”.

Más allá del ojo por ojo, las novatadas parecen haberse convertido en un rito de iniciación corrosivo para el estudiante que debe perderse el respeto para ganarse el de los demás. Según el sociólogo Fernando Chausa, “por mucho que se quiera enmascarar el concepto, las novatadas son violencia, tanto psicológica como física. Se trata de una humillación. Son actos cobardes que necesitan la aprobación de los demás para su consiguiente desarrollo.El miedo por ser rechazo por el resto y la presión del grupo pueden con la conciencia individual”.

“Una novatada es cualquier acto realizado para inducir o forzar a una persona a poner en peligro su seguridad con el fin de ser admitido en una organización”, define la doctora del Insider Medical Admissions, Michelle Finkel, que insiste en la importancia de estudiar esta situación con perspectiva. Según explica, a menudo esta necesidad de pertenencia sobrepasa la libertad de poder elegir, de modo que en el caso de que el joven accediera a participar en ellas, su decisión estaría sugestionada de antemano.

¿Tradición o vejación?

El problema se agrava cuando esas pruebas transgreden toda barrera y se convierten en prácticas violentas y vejatorias. Tal es el caso de una de las pruebas que consiste en comerse un plátano recubierto de nata colocado a la altura del cinturón del chico, simulando ser un pene, una práctica machista que ha terminado por asentarse entre las novatas. “Las jóvenes pueden llegar a aceptar los comportamientos denigrantes como una parte de las novatadas, solo para sentirse integradas en un grupo en el que acaban de introducirse”, declara Adela Fernández, psicóloga y terapeuta especialista en Conducta, quién también destaca la inseguridad, la necesidad de sentirse respaldado por el grupo y el miedo al rechazo, como las principales causas por las que los jóvenes terminan sometiéndose a lo que les dicen.