Inquietud y rebeldía son dos de las características que definen a muchos de los artistas que cada día deciden llevar la cultura a otros planos. Las ganas por actuar han empujado a cientos de cantautores, bailarines y poetas a mirar más allá de los escenarios convencionales.
La cultura necesita un lugar donde refugiarse y en los bares alternativos ha encontrado su hueco. En la actualidad, son cada vez más los lugares que han decidido seguir este camino en Madrid. En la calle Libertad número 8, en el barrio de Chueca, se halla el que poco a poco se ha ido convirtiendo en un bar referente para los que deciden iniciar su camino en el mundo de la música. De él han salido grandes artistas como Pedro Guerra o Ismael Serrano. Si cambiamos de barrio y nos vamos a Malasaña, encontraremos un refugio ( o quizá más si sabes buscar bien) para los amantes de la poesía en el bar Aleatorio.

Bares de Madrid donde la cultura tiene un espacio: Aleatorio, Libertad 8 y Diablos Azules
Los protagonistas de este cambio de escenario son los bares alternativos y los artistas que poco a poco han conseguido que cada vez sean más las personas que apuesten por montar un negocio de este tipo. Si buscamos la definición de bar en la RAE, nos encontramos con que un bar es “un local en que se despachan bebidas que suelen tomarse de pie, ante el mostrador”, una descripción bastante alejada y pobre de lo que podemos encontrar en algunos bares de Malasaña, donde la poesía y la música comparten escenario con botellines de cerveza y copas. La variedad y una nueva alternativa de ocio son las principales características de estos bares culturales.
El bar como lugar de intercambio de ideas, poemas y canciones no es un concepto nuevo, pues incluso podríamos encontrarlos remontándonos al siglo XIX, cuando ya los cafés se convirtieron en centro de tertulias y conversaciones. ‘El País’ califica a estos bares culturales como las nuevas tertulias, y entre los que encontramos en Madrid destacan algunos como Diablos Azules o Aleatorio, donde se organizan sesiones en las que cualquiera puede darse a conocer compartiendo sus ideas en forma de versos o canciones. Hemos tenido la oportunidad de hablar con Carlos Salem, periodista, escritor y organizador de sesiones de poesía en el bar Aleatorio.
El perfil de aquellos que acuden a las sesiones que se organizan en diferentes bares es muy variado, pues para expresarse no existe una edad concreta ni una profesión determinada. Son muchos los que ven en este tipo de actividades la oportunidad perfecta para compartir sus creaciones, para que el público pueda conocer lo que es capaz de hacer. En el Aleatorio jóvenes, y no tan jóvenes, se reúnen para leer sus poemas o recordar los versos de otros autores envueltos en un ambiente familiar.
Estos bares culturales además han sido la plataforma de despegue de algunos nombres que hoy empiezan a hacerse conocidos en el panorama musical de nuestro país y de Latinoamérica. Encontramos un ejemplo en cantautores como Marwan o Diego Ojeda, que dieron sus primeros conciertos en un bar para acabar acudiendo a verdaderas salas. Un ejemplo de ello es Diego Ojeda, cantautor y poeta canario que encontró en los bares de Malasaña su primer escenario.
Frecuento muy a menudo el aleatorio, es genial poder asistir a eventos de este tipo. Me gustaría recomendar VERSUS COCONUT, une también música y poesía, se hace algunos jueves el El coconut bar, ( el bar del anuncio de mahou)
Me parece una idea buenísima que gente con un talento impresionante pueda darse a conocer en estos lugares.
Cada vez son más los bares que acogen exposiciones fotográficas, música en vivo o recitales de poesía. Iniciativas estupendas que no solo ayudan a los jóvenes artistas a dar a conocer su obra, sino que además son una forma de ocio alternativo y cultural para todos los gustos. ¡Buen reportaje!
Excelente entrada y muy interesantes las entrevistas!! Uno de los muchos encantos de nuestra ciudad sin lugar a dudas son estos bares. Son un imprescindible para disfrutar de toda la esencia de Madrid!
Me encantan estos bares. Y estoy de acuerdo con Alejandro, cada vez están cogiendo más fuerza, y ¡me alegro!
Estos bares cada vez están cogiendo más fuerza, ojala que consigan más impacto. El aleatorio suena absolutamente genial
Este tipo de iniciativas son una buena manera para aunar el pasar un buen rato y quizá conseguir engancharte a la poesía, o, como el caso de la chica que dice ser poeta, darse a conocer.
Genial que la cultura siga apareciendo en sitios así. Se habla mucho de todo pero poco de cultura, y sin ella no somos nada. ¡Enhorabuena por el reportaje y las entrevistas tan interesantes!
Muy buen reportaje, que además demuestra que nuestra oferta cultural va más allá de los teatros!
Una alternativa de ocio diferente si lo que se busca es cultura y un bar para estar tranquilamente tomando algo!
Cada vez son más los bares que abren sus puertas a dar este tipo de espectáculos que alegran a cualquiera.
La cultura tiene su base en lo popular y es en esos lugares donde se reúne la gente, donde se hace cultura. Los bares también son un buen escenario para hacer cultura. Las políticas culturales deben facilitar los medios pero aún si los gobiernos no lo hacen la cultura del pueblo encuentra sus cauces.
Me parece que no se debería perder la poesía, y que mejor que juntar ocio y cultura en un mismo sitio. Me encantan este tipo de bares.
¡Muy interesante!
Una gozada seguir teniendo lugares así por Madrid, un excelente entrada!!
Genial. Más poesía y más bares en conjunto. Son una mezcla explosiva, un lugar donde disfrutar, sentir y descubrir emociones.
Totalmente de acuerdo. Estos lugares son especiales, transmiten la emoción del directo con el valor añadido que aporta la cercanía entre el artista y el consumidor. Sin duda, son sitios únicos para disfrutar del talento.
Los bares en los que se dan conciertos en directo son una tradición que no debería desaparecer. Son sitios con encanto y que muchas veces sirven de trampolín para futuros cantantes. Cuantas veces hemos oído «yo empecé a cantar en los bares de mi pueblo». Además son un lugar perfecto para disfrutar de buena música sin los agobios de grandes cantidades de gente.
«Bares, qué lugares» que diría la canción de Gabinete Caligari