La natalidad española ha sufrido un fuerte descenso en los últimos años. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 nacieron 337.380 niños. Una cifra que se aleja de la de 2011, año en el que se contabilizaron 471.999 nacimientos. Estas cantidades, aunque son superiores a las de principios de siglo, distan bastante de las de 1945 y 1946, años en los que se empezó a contabilizar la natalidad del país. Unos datos que asoman la realidad de este nuevo concepto sobre la nueva maternidad.
Esta idea de disminución continuada se vio reforzada recientemente por “Natalidad en España”, un estudio llevado a cabo este mismo año por la escuela TBS Education-Barcelona. Este expuso que España es el segundo país con la tasa de natalidad más baja de Europa, solo por encima de Italia. Una situación que puede deberse a diversos factores como el envejecimiento de la población, el alto coste de vida o el rechazo de una parte de las mujeres españolas a convertirse en madres. Según algunos estudios demográficos, un 10% tiene claro que no desea tener hijos.De esta forma, se acaba con la idea de que es la maternidad lo que da sentido a sus vidas.
A esto se suma la aparición de una concepción diferente de la maternidad. Lejos del planteamiento tradicional que la presentaba como un periodo de felicidad plena, esta nueva visión la muestra como una etapa de dificultades, dudas y decepciones.
La primera de nuestras entrevistadas es una profesora licenciada en el doble grado de ciencias políticas y sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Hoy ha querido ofrecer para este reportaje un relato analítico de la maternidad de forma anónima. Mediante su relato y su análisis nos ofrece un punto de vista sociológico que explica el desplazamiento de edad de la maternidad, el espacio que ocupa hoy en la vida de las mujeres y las barreras sociales, juicios y consecuencias demográficas que supone esta nueva maternidad.
¿Qué es la nueva maternidad?
Son muchas las mujeres que han dado el paso a exponer el lado “menos bonito” de lo que supone la maternidad. El tabú que callaba a las madres va desapareciendo a medida que las mujeres alzan la voz. Y es que el tema ya está presente tanto en redes sociales y clubs de activistas como en el mundo del cine. Ya son muchas las películas como “La maternal”, “Cinco lobitos” o “Madres paralelas”, todas ellas nominadas en los Premios Goya; que presentan al espectador este tipo de situaciones que antes se lidiaban desde el silencio.
La comunidad más reconocida es “Malasmadres”, formada por madres y que nació con la finalidad de desmitificar la maternidad y romper los mitos que existen sobre esta. A través de su cuenta de sus redes sociales, en las que ya cuentan con más de un millón de seguidores, son un altavoz en la lucha por la conciliación de la maternidad con el resto de los ámbitos de la vida de las mujeres.
Según la encuesta “Fertilidad en España: Deseos y Realidad” llevado a cabo por el grupo Merck, los españoles tienen cada vez menos hijos y más tarde de lo que desean ya que las encuestadas respondieron que la edad ideal para ser madre está en torno a los 28 años. Sin embargo, según datos del INE la media de edad en la que las españolas tienen su primer hijo se sitúa en los 32 años; siendo nuestro país uno de los más tardan en tener hijos a nivel europeo junto con Italia. Asimismo, la encuesta recogió que la media de hijos deseados es de 2,1 cuando la tasa de natalidad de España se encuentra en 1,2 hijos.
La visión de las nuevas generaciones
Aun así, el estudio también sacó conclusiones positivas ya que se observó que las nuevas generaciones se encuentran más abiertos a la donación y el uso de técnicas de reproducción asistida. Más de la mitad de los encuestados asegura que recurriría sin problemas a estas técnicas en el caso de que no se logre el embarazo de forma natural. Una cifra que, en el caso de los millennials, alcanza el 60%.
Por otro lado, dentro de “la nueva maternidad” también se encuentran aquellas mujeres que deciden no ser madres. Estas suponen un 10% de la población que, según estudios demográficos, no desea tener hijos pero son cuestionadas a nivel social.
La universidad británica The Open University llevó a cabo la investigación “Enduring Love”, en la que se analizó la calidad de vida de las parejas. Tras encuestar a más de 5.000 parejas, se llegó a la conclusión de que aquellas parejas sin hijos se sienten más felices con la relación que si tuvieran descendencia.
¿Cuáles son las diferencias entre la nueva maternidad y la visión tradicional de esta?
Desde mediados del siglo XX hasta nuestros días se han manifestado cambios muy radicales en cómo las mujeres han vivido el modelo de la maternidad. Durante estos 80 años se ha presenciado una notoria evolución en el modelo de familia y maternidad, comenzando con las políticas natalistas que se aplicaron con el final de la Segunda Guerra Mundial, y en España después de la Guerra Civil. En esta fase se queda atrás el pensamiento que considera a las madres como “cuerpos gestantes” y se pasa a una maternidad libre.

Una de las principales causas que han provocado este cambio está relacionada con el feminismo. Este movimiento reivindica la igualdad y lucha contra el patriarcado siendo la violencia contra la mujer el principal punto contra estos comportamientos que se remontan a años atrás. También contempla la libertad sexual en las mujeres, que finalmente rompen el lazo que las conectaba con la maternidad. Se empieza a indagar sobre la sexualidad de la mujer pasando las fronteras de sólo el pensamiento de la procreación.
Entre los muchos cambios que ha sufrido la maternidad, uno de los más llamativos afecta a las propias familias. Hay muchos tipos diferentes de familias en la actualidad. Familias monoparentales, familias formadas por padres y madres divorciados, formadas por dos padres o dos madres… Incluso familias con estructuras más complejas.
Para mostrar más claramente las diferencias que existen entre estos dos modelos hemos recurrido a Berta y Cinthia, dos madres que tienen una visión distinta de la maternidad.
Muchas mujeres no desean convertirse en madres… ¿Por qué?
Hoy son cada vez menos las mujeres que deciden convertirse en madres. Como hemos mencionado ya, hasta un 10% de las mujeres españolas ha decidido no ser madre. Y la media de edad de quienes han decidido que sí, decae hasta los 32 años. Dos datos que reflejan la caída de una decisión que ya no es de obligado cumplimiento, y en la que intervienen multitud de factores actuales para que ser madre no sea la opción más viable o deseable.
La maternidad puede ser un proceso difícil, con incertidumbres y cambios en la vida de las madres. Es por esto que debe ser deseada. Si la maternidad se extiende como obligación en vez de como una decisión personal, la reproducción se convierte en un mero trámite, considerando que tras iniciar una vida estable en pareja el siguiente paso lógico es tener un bebé. Ahora esto ya no es así.
La vida en pareja puede ser plena y satisfactoria sin la presencia de menores; las familias pueden conformarse de muchas maneras, alejándose, o no, del canon cisheterosexual. Por tanto, no se puede entender que, en una sociedad en la que existe dicha variedad de núcleos familiares, se siga imponiendo a las mujeres la maternidad como forma de autorrealización personal.
La maternidad tradicional vs la actual
El papel de la mujer ha cambiado en las últimas décadas y la prioridad que tienen a día de hoy las mujeres jóvenes no es la de ser madres. No están estudiando con el objetivo de formar una familia sino con el objetivo de desarrollarse profesionalmente. Tradicionalmente se veía la maternidad como un hecho que daba sentido a la vida de las mujeres, pero ya no es el objetivo central de las vidas de las jóvenes. Es por ello que deciden anteponer sus carreras y su éxito profesional a ser madres, algo que saben interrumpiría en su camino por razones de conciliación, entre otras.
A la hora de elegir la opción de no tener hijos influyen los factores de la precariedad laboral, la inestabilidad en las parejas o las dificultades de conciliación. Cada vez se complica mucho más porque las mujeres acceden a puestos de trabajo a edades más elevadas. Por lo tanto, la autonomía económica cada vez llega más tarde. Se trata de un escenario realmente frustrante para estas mujeres ya que las condiciones económicas que les brinda el estado no son suficientes.
Así mismo, existen otros motivos que argumentan esta decisión. Entre ellos, la responsabilidad que conlleva. Comenzar a ser madre implica unos cuidados y una dedicación que no todas las mujeres están dispuestas a sacrificar, como afirman datos de la CNN. Comenzar a cuidar a un hijo implica un menor tiempo de cuidados propios, y actualmente la salud mental de la población lidia con más problemas contemporáneos que antes, como por ejemplo la ansiedad o la depresión. Para tener un hijo, las mujeres tienen que tener una estabilidad y una paz mental que hoy es difícil conseguir. Ante ello prefieren o anteponen su bienestar a la maternidad, ya que no podrían desarrollarla plena y satisfactoriamente.
¿Cuáles son los motivos por los que las mujeres retrasan el momento de ser madres?
Del mismo modo, y como ya mencionamos, la conciliación es un punto clave en esta decisión. La mayor parte de las mujeres que deciden no ser madres, lo hacen por la falta de políticas que favorezcan las condiciones para poder serlo. Las políticas no avalan una protección en cuanto a las condiciones salariales ni, y mucho más importante, en cuanto a los horarios. Unos horarios unidos a una baja por maternidad insuficientes e inestables. Esto no permite que las mujeres puedan garantizar el tiempo que una madre necesitaría para poder dedicarle a sus hijos y a su trabajo por igual. Conciliar ambas cosas resulta inviable en la mayoría de casos.
Al mismo tiempo, muchos empleos se tambalean cuando una trabajadora plantea su deseo de ser madre. Y en muchos casos, por miedo a perder su empleo, estas optan por no arriesgarse. Algo que es, lógicamente, una consecuencia más del patriarcado. Esto, al mismo tiempo, implica que muchas mujeres no accedan a puestos con mayores responsabilidades y mayor salario (el denominado techo de cristal). Es por ello por lo que supondría una mejora de calidad de vida para muchas mujeres que de ese modo sí que podrían plantearse ser madres.
Para conocer de primera mano todos estos motivos, nos hemos puesto en contacto con dos mujeres que han decidido no tener hijos. Por un lado, charlamos con Amaya Aquino, de 26 años, quien, a pesar de su juventud, ya tiene muy claro que no quiere ser madre en un futuro. Y, por otro, hablamos con María del Carmen Bañuelos. Ella ha tenido que enfrentar a lo largo de su vida numerosas críticas y habladurías por su firme elección.