La Organización de las Naciones Unidas y los diferentes agentes medioambientales no dejan de alertar de la situación crítica medio ambiental en la que nos encontramos. El último informe de la ONU sobre el cambio climático advierte que se está agotando el tiempo para actuar. “Los fenómenos meteorológicos extremos ya están afectando a la economía mundial y, si no se controlan, hundirán a millones de personas más en la pobreza”, explicaron los expertos climáticos de la ONU.

Antonio Gutierres, secretario general de la organización, señalaba en las redes sociales que la mitad de la población se encuentra en la zona de peligro, es decir, el territorio que sufrirá más rápido las consecuencias del cambio climático.

En esta misma línea, la ONU asegura que el sector de la moda es uno de los más contaminantes y con mayor impacto ambiental. Esto se debe al llamado fast fashion o moda rápida, una producción masiva de ropa que provoca una renovación de las prendas antes de que el consumidor las demande. Este modelo de ventas utiliza materiales de producción de baja calidad con el objetivo de obtener siempre unos beneficios y además afecta a la durabilidad de las prendas. 

Impactos económicos 

Esta tendencia se ha duplicado en los últimos 15 años dado el crecimiento de la población de clase media en el mundo y el aumento por individuo en las economías desarrolladas. Se estima que para el 2050 haya un aumento de la demanda de la ropa, superando el 400 por ciento en el PIB mundial. 

Según el World Resources Institute, producir una camisa de algodón consume 2700 litros de agua, suficiente para satisfacer las necesidades de bebida de una persona durante dos años y medio. 

La producción de ropa representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel global y el 73% de la ropa producida anualmente, con materiales no biodegradables, termina desechada en los basureros, permaneciendo en los vertederos hasta los 200 años, contribuyendo a la liberación de gases nocivos en el aire. El informe Pulse of the Fashion Industry de Global Fashion Agenda y Boston Consulting Group estima que las emisiones de CO2, el consumo de agua y los residuos aumentarán el 63% en 2030.

Asimismo, para mantener el ritmo que la fast fashion exige, las grandes industrias han rediseñado la propia planta del algodón para mantener el ritmo. Al no ser natural utilizan grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas que acaban contaminando tierra y agua. Algunas de las empresas abanderadas de la cultura fastfashion son Zara, Mango, H&M O Primark entre otras. Para ello, utilizan campañas de publicidad y estrategias de marketing capaces de conquistar al público y convertir la moda en un bien de consumo de masas.

Impactos sociales 

La industria textil se ha convertido en una fuente de precariedad en muchos países. El rápido consumo de prendas y la necesidad de cumplir con los ciclos de la fastfashion da como resultado situaciones de explotación laboral que atentan contra los derechos humanos. La presión de las grandes marcas por obtener unos precios competitivos en el mercado provoca que los propietarios de las maquilas (empresa que importa productos sin pagar) obten por la inestabilidad y la explotación al último eslabón, los trabajadores y trabajadoras. 

El documental The True Cost revela que el 97 % de la ropa se fabrica en países subdesarrollados como Haití, Camboya o Bangladesh y el 85% de los trabajadores son mujeres que ganan dos dólares al día en jornadas de 14 horas y bajo condiciones inhumanas de trabajo.

Es habitual encontrar niñas, entre 12 y 14 años, trabajando en las fábricas y talleres de América Central, el norte de África o el Sudeste Asiático. Muchas veces no existen contratos formales de trabajo, por lo que el empleador puede despedir a sus trabajadoras sin ningún tipo de indemnización. Ante estas consecuencias directas y negativas sobre la sociedad, sólo cabe plantear otra manera de producir y consumir moda. Este modelo es la moda sostenible, cuyo principal objetivo es no dañar el medio ambiente a costa del propio beneficio humano. 

La moda sostenible es aquella que tiene en cuenta el coste económico, social y medioambiental que conlleva la producción de la moda. Tiene su origen en el slow-fashion, el cual reivindica el modelo de ventas de las industrias textiles actuales, el conocido fast fashionEl movimiento slow-fashion pretende conseguir una reducción de la sobreexplotación de los recursos naturales y humanos y aumentar el nivel de vida de las prendas.

La moda sostenible surgió en los años sesenta, cuando los consumidores empezaron a ser conscientes de los impactos que generaba la ropa sobre el medioambiente. Y en los años noventa, comienza a surgir un interés por las condiciones laborales justas, un modelo de negocio sostenible y el empleo de materiales orgánicos y ecológicos. 

Ante la pregunta, ¿Por qué es necesario que la moda sea sostenible? La industria textil es la segunda industria más contaminante, por detrás de la petrolera. Desde un punto de vista social, el triunfo de la fast fashion vulnera los derechos humanos y laborales con el objetivo de obtener unos costes de producción bajos por parte de las empresas. 

Pero mediante la adopción de unas políticas responsables no solo las empresas velan por sus beneficios sino también por el bienestar social y medioambiental. 

¿Adiós a la moda fast fashion?

Parece que la moda rápida tiene los días contados, por lo menos en Europa. Bruselas tiene como objetivo acabar con el fast fashion para el año 2030. Para llevar a cabo su objetivo se basará en una serie de normativas para regular requisitos de diseño, el uso de términos que puedan confundir al consumidor y rebajas fiscales para algunos servicios que ayuden a aumentar la vida de las prendas.

A su vez, quieren implantar un pasaporte digital de todos los productos en el que se incluya información sobre la circularidad, la armonización de las normas de responsabilidad ampliada del productor y la prohibición de destrucción de los productos no vendidos o devueltos. El objetivo de la Comisión Europea es que los productos que se comercialicen en el mercado sean duraderos y que la mayoría utilicen fibras o materiales reciclados.

Por otra parte, el estudio Consumer Trends 2022 publicado por Samy Alliance muestra que tras la pandemia uno de cada tres consumidores está interesado en utilizar ropa sostenible. Algunos de los factores que han cambiado la forma de pensar de la población están relacionados con la concienciación ambiental, el impacto del consumo de fast fashion y, como protagonista principal, el ahorro. Una de las preferencias en auge del consumidor es la compra de ropa de segunda mano.

De hecho, la tendencia a la compraventa de ropa usada aumenta entre los más jóvenes gracias a aplicaciones como Wallapop o Vinted. Según Consumer Trends 2022, en el 2020 unas 33 millones de personas compraron ropa de segunda mano por primera vez. Se ha visto a su vez un incremento del interés de los consumidores por temas como la responsabilidad social y medioambiental de las empresas, algo que hace unos años pasaba a un segundo plano, y cómo estos factores resultan clave a la hora de elegir qué producto comprar. 

Hemos preguntado a varias personas si consumen moda sostenible y el por qué de su elección: 

Aunque todavía constituyen un porcentaje muy pequeño, sí es cierto que en los últimos años han surgido varias marcas españolas que siguen el principio de sostenibilidad y se caracterizan y diferencian por ello. Algunas de ellas son Ceceo, Lost in Whatever, IAIOS, Thinking Mu, Vidapropia o Basq Company. Los fundadores de estas dos últimas marcas mencionadas han concedido una entrevista en la que relatan su experiencia como marca en el pequeño y particular universo de la moda sostenible. Además, también hablan sobre el gran gigante al que se enfrentan y nos enfrentamos todos como sociedad: el fast fashion

Vidapropia

Vidapropia es una marca de bolsos y accesorios hechos a mano, responsable con el medio ambiente al utilizar tejidos recuperados y producidos en una tienda-taller de Guardo, en la comarca Montaña Palentina, Palencia. 

Este proyecto nace en 2013 de la mano de Mónica y Sandra, primas y desde entonces, compañeras de trabajo que deciden empezar a crear artículos originales, diferentes y únicos con una misma base común: la reutilización de tejidos. 

Captura de Vidapropia

Imagen de la web de Vidapropia en la que muestra las características de las prendas.

Aparte de bolsos, mochilas y accesorios, en los últimos años, Vidapropia ha lanzado también bolsas para guardar el almuerzo así como doce tipos de mascarillas de tela con estampados diferentes, demostrando así que las mascarillas también pueden ser sostenibles. Con los distintos productos que ofrece en su portfolio, la empresa se dirige tanto al público adulto como a los más pequeños. 

La Junta de Castilla y León reconoce a Vidapropia como Taller artesano y la Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE) a la que ésta pertenece, avala una nueva forma de construir una marca. 

Basq Company

Basq Company es una marca vasca que surge de la necesidad de crear zapatillas más sostenibles y comprometidas con el planeta y los océanos. Aitor Álvarez es su fundador y tras más de dos años de trabajo e investigación, consiguió transformar con la ayuda de su equipo, algunos de los residuos que más contaminan los océanos, como son los plásticos y neumáticos, en zapatillas 100% recicladas.

Captura de pantalla de la web de Basq

Página web de Basq que muestra los materiales ahorrados en la ropa sostenible.

Actualmente, Basq Company cuenta con cuatro líneas de zapatillas, una línea de camisetas y una línea de sudaderas. Ésta es la primera y única compañía que desarrolla todas sus prendas utilizando botellas de plástico recicladas. Además, trabaja exclusivamente con materiales 100% reciclados.