La ludopatía en los jóvenes es un problema de salud pública que afecta a más de medio millón de personas en España, que cuenta con la tasa más alta de ludópatas en Europa. Según el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social la ludopatía es “una enfermedad que se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos de jugar apostando dinero”. 

El juego representa un 0,9% del PIB español y el año pasado el sector del juego online generó 13.600 millones de euros. Este nuevo modelo de apuestas ha crecido exponencialmente la última década, especialmente en los jóvenes entre 15 y 25 años, de los cuales un 27,9% ha jugado alguna vez a un juego de azar que ha implicado algún tipo de apuesta económica, en las que destacan las quinielas de fútbol, las loterías instantáneas y la lotería nacional. 

Una de las causas que está llevando al país hasta estas cifras es, además del ‘boom’ de las apuestas y los juegos por Internet, la proliferación de las llamadas casas o locales de apuestas, que en los últimos 10 años han aumentado en el centro de las ciudades, fundamentalmente en zonas de bajo nivel adquisitivo. 

En Madrid existen casi 700 casas de apuestas, siendo Fuenlabrada el municipio con mayor número de locales y en general el sur de la ciudad es la que acumula mayor número de casas de apuestas, con 28 locales y Móstoles con 26. Getafe, Leganés, Parla y el resto del cinturón sur son los que más se han visto afectados. Junto a la zona sur, también el Corredor del Henares sufre esta problemática de forma acuciada. Alcalá de Henares, que curiosamente también tiene unas cifras de paro juvenil muy elevadas, es un territorio donde las casas de apuestas han entrado con muchísima fuerza y llevan muchos años colonizando barrios donde la desigualdad es muy elevada. En el resto de España le sigue la Región de Murcia con 400 locales de apuestas, seguido de la Comunidad Valenciana y Galicia. 

La propagación de este tipo de locales se está dando generalmente en los barrios de renta más baja que terminan lucrándose de personas que necesitan o buscan más dinero. Además, se han convertido en un punto de socialización para muchos jóvenes que se sienten atraídos por estos locales perfectamente ambientados para retener a sus clientes el mayor tiempo posible. Espacios oscuros que hacen perder la noción del tiempo, atrapando indirectamente en el juego, y a los que se puede entrar de forma gratuita y permanecer ahí durante horas.

La crisis económica y social que se ha producido en España y especialmente en los barrios obreros han sido el foco de este negocio ante la falta de recursos y ocio que se propone a los distritos más afectados por la actual situación económica, social y laboral.   

Estos últimos años el negocio ha tenido un foco de localización más específico y se han ubicado a los alrededores de colegios y centros educativos, con el fin de atraer el mayor número de jóvenes, generalmente en situaciones precarias y que son el blanco más fácil. Son ellos el público más vulnerable y en los que se desarrolla una adicción más permanente. La ausencia de expectativas laborales, los elevados índices de desempleo y la incertidumbre de un futuro incierto constituyen un sustancial caldo de cultivo para conseguir dinero rápido y accesible. Y existe una creencia generalizada de que el juego constituye un instrumento idóneo para tales fines.

El Informe sobre Adicciones Comportamentales del 2021 muestra que entre 2020 y 2021 se trataron a 686 menores por adicciones, de los cuales 1,6% ha sido tratado por juego patológico y desde la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) aseguran que el perfil de ludópata ha cambiado y cada día llegan a sus asociaciones jóvenes de entre 18 y 25 años. Este perfil de personas varía, pero sigue ciertos patrones que se repiten y que como hemos visto en el informe analizado anteriormente, el perfil más repetido es el de varón, entre 18 y 25 años y de clase media-baja. 

En las personas más adultas, donde predominan los hombres entre 35 y 45 años, la ludopatía suele ir acompañada de otros trastornos psicológicos y adicciones como el alcoholismo y depresión que les lleva a comenzar su adicción al juego a partir de problemas personales y laborales. 

Sin embargo, en los jóvenes la adicción no tiene por qué ir acompañada de ningún trastorno, aunque sí que es cierto que normalmente se desarrolla en personalidades adictivas o con un recorrido de problemas familiares y/o sociales. Además, el factor que más ha proliferado la normalización de esta actividad y que ha atraído a los jóvenes ha sido Internet. La facilidad que ha supuesto tener acceso directo a las apuestas a través de internet ha hecho que muchos jóvenes sientan el deseo y se vean mucho más atraídos a esto, ya que no necesitan desplazarse y entrar en los locales. Pueden jugar desde cualquier sitio y en cualquier momento. 

“Sobre todo he tenido problemas familiares [….] Con mis padres he tenido muchas broncas por las apuestas, me han dejado de hablar y me han llegado a amenazar con echarme de casa… Es normal, son tus padres y miran por tu bien, pero en ese momento piensas que no tienen razón y que ellos no lo entienden.” Confiesa un joven de 21 años de Fuenlabrada, que ha preferido mantener el anonimato. Nos comenta que comenzó a jugar por casualidad e influenciado por sus amigos, que empezaron antes que él y le llevaron un día a un local de apuestas para que viese cómo se apostaba. 

La ludopatía no aparece de repente, sino que se introduce en tu vida poco a poco y se va desarrollando progresivamente. Por amigos, familiares o lo más común últimamente, por internet. Las apuestas deportivas online han aumentado su gasto en publicidad y marketing exponencialmente hasta alcanzar un gasto de 120 millones de euros anuales, ya sea en publicidad en Internet o en patrocinios con equipos de fútbol y famosos que publicitan en todas las plataformas este tipo de juego. Anuncios en Youtube, páginas web, instagram, paradas de autobús e incluso en la televisión pública tras un partido de fútbol. 

Sin embargo, en mayo de 2011 entró en vigor la Ley 13/2011 en la que se “regula la actividad de juego, en sus distintas modalidades, que se desarrolle con ámbito estatal con el fin de garantizar la protección del orden público, luchar contra el fraude, prevenir las conductas adictivas, proteger los derechos de los menores y salvaguardar los derechos de los participantes en los juegos, sin perjuicio de lo establecido en los Estatutos de Autonomía.” En noviembre de 2022 se introdujo un nuevo artículo  en el que se regula toda publicidad de casas de apuestas, juegos de azar o todo tipo de apuestas deportivas en las que se invierta dinero a un horario limitado, de 1 a 5 de la madrugada, para evitar que los adolescentes y menores se encuentren con esta publicidad. 

Hablamos con Débora Blanca, psicóloga argentina que lleva 13 años tratando la ludopatía y escritora de cuatro libros de autoayuda ante la adicción al juego. Nos comenta cómo los estados no se ocupan lo suficiente de regular la actividad de estos locales y especialmente la publicidad que se propaga sobre el negocio especialmente en Internet. El poco control y la fácil accesibilidad a las apuestas y el juego son el principal impedimento a la hora de prevenir y detectar la enfermedad.  

Internet se ha convertido en el mayor obstáculo para detener esta ‘epidemia’. Por muchas regulaciones que se vayan haciendo, de alguna forma u otra el adicto al juego va a encontrar la manera de jugar gracias a internet sin dejar ningún rastro. 

Los videojuegos clásicos como el «FIFA» en los que se incita a la compra de otros videojuegos o micro transacciones, según Débora, pueden ser el principio de todo. 

“Es una continuidad. Como un terreno que ya se va armando. Es muy sencillo que pasen del videojuego a las apuestas deportivas, casi que ni se dan cuenta. Todo está muy preparado para eso. A partir de internet […] una de las cosas que cambiaron rotundamente es la manera de jugar. Como juega un niño hoy no es igual a como jugaba hace 20 o 30 años atrás. Con qué juegan los niños hoy no es lo mismo […]. Como juegan los chicos tiene un deslizamiento a la ludopatía y a las adicciones en general. Está todo preparado para eso.” 

Entonces, ¿cuál es la solución para prevenir la adicción al juego? ¿Qué podemos hacer para que los jóvenes no se interesen por ello si viven rodeados de juegos? El constante bombardeo de información, la liquidez y la necesidad de distracción de la vida real hacen que la gente, y especialmente los jóvenes, busquen maneras de evadirse y saciar sus ansiedades ya sea a través de adicciones con sustancias o sin sustancias como son los juegos de azar. 

“ En estas especificidades de la salud como son las adicciones estamos en un momento muy complejo. Con la pandemia y la crisis explotó todo lo que tiene que ver con la salud mental […] hay un nivel de consultas y tratamientos permanentes porque la gente está muy necesitada de hablar y los jóvenes están muy desorientados. Necesitan de las adicciones para orientarse”. 

Débora insiste en la importancia de informar a la sociedad. Contar qué está ocurriendo, por qué ocurre y no caer en la criminalización, pero sobre todo, contar con estados que se involucren en cuidar a sus ciudadanos.