La donación de sangre en España
España es uno de los países líderes en donación de sangre desde hace más de tres décadas. Según la Federación Española de Donantes de Sangre (FEDSANG), se han producido casi 12 millones de donaciones de sangre en España desde el año 2015. La pandemia provocó una caída en 60.000 extracciones durante 2020, que se recuperaron al año siguiente. Diego Cobo, subdirector de Enfermería del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, narra que la pandemia impidió que los donantes habituales acudieran a las unidades móviles y hospitales ante las rígidas medidas sanitarias para frenar el COVID.

“La sangre no se puede fabricar”. Este es el mensaje que repiten desde los centros e institutos autonómicos que velan por la reposición continua de las reservas. En el Centro de Transfusión de Madrid la situación es “crítica”, según su gerente, Luisa Barea. Sus almacenes están al 40% o, en otras palabras, tienen 2.200 unidades preparadas frente a las más de 5.000 que garantizarían cierta “tranquilidad” en una comunidad autónoma con 67 centros hospitalarios para 7 millones de habitantes.
Para lograr este objetivo, desde el centro se vuelcan en atraer a nuevos donantes. “Es solo un pinchacito, es indoloro, hay muchas personas que aún le tienen miedo”. Para evitarlo, Barea señala que las campañas están presentes desde los colegios. Ya en la etapa escolar de infantil, los niños se involucran en la preparación de maratones de donación o resuelven tareas que abordan esta temática. “Algunos de sus problemas de Matemáticas se formulan a partir de estadísticas de donaciones”, ilustra como ejemplo.
Algo de historia
Sin embargo, nada tiene que ver las extracciones seguras de la actualidad con la primera transfusión de sangre a un ser humano en 1667. Este experimento tuvo un fatal desenlace e incluso la justicia intervino prohibiendo dichas prácticas. Los principales problemas se debían a la propensión de la sangre a la coagulación y a los distintos tipos de hematíes. No fue hasta 1910 cuando se descubrieron los grupos sanguíneos (A, B, AB y O) y se pudieron realizar transfusiones más seguras por el uso del citrato sódico.
En la primera guerra mundial, los científicos canadienses Lawrence y Oswald Robertson se convierten en los pioneros en la recogida y el almacenamiento de sangre. Al término del conflicto, la Cruz Roja crea en Londres en 1921 el primer fichero para donantes voluntarios y al año siguiente la URSS establece en Leningrado el primer banco de sangre. No obstante, estos donantes eran remunerados y no fue hasta la Segunda Guerra Mundial cuando se desarrollaron en algunos países programas con donaciones altruistas.
Experiencias de donantes
Frente a posibles prejuicios, la gerente del Centro de Transfusión explica que los jóvenes universitarios son uno de los grupos que “mejor responden” ante las movilizaciones. Laura y Rocío, dos jóvenes de 18 y 26 años, afirman que donan siempre que pueden. Tienen muy claro el compromiso que supone la donación de sangre y los objetivos que ellas mismas se imponen para realizar el máximo de donaciones posibles al año. Rocío empezó a donar porque “conocía a personas que habían necesitado transfusiones de sangre”. Mientras que en el caso de Laura es una costumbre inculcada por sus padres.
“A mi madre le hicieron una transfusión de sangre cuando tenía 20 o 30 años”, confiesa Laura. Considera que donar sangre parece simple pero que hay mucha gente que no lo hace porque le da pereza, porque no sabe lo que realmente significa o que incluso tiene miedo por no disponer de la información suficiente. Por su parte, Patricia Núñez tuvo que recibir sangre tras un largo período de hospitalización. Ahora, después de su recuperación en el hospital, dona sangre habitualmente y anima a todas las personas a que donen sangre.
La labor del Centro de Transfusión en la donación de sangre
Entre los retos que tratan de abordar, se encuentra la “desconexión” de los donantes una vez que se introducen en el mercado laboral. Cuando los jóvenes terminan sus estudios en la universidad, perciben “un descenso de las tasas de donación” vinculada a las dificultades para mantener una conciliación laboral. En este sentido, el teletrabajo es otro de los obstáculos porque 18 unidades móviles se desplazan a las empresas cuando parte de las plantillas están en casa”, lamenta Barea.

“No quiero que piensen que somos los mismos pesados de siempre”, señala con una sonrisa tímida. Y es que para conseguir acercarse a las 900 bolsas diarias trabaja, en sintonía con todos los departamentos desde comunicación hasta enfermería, con el requisito de la “reinvención”. “Hay momentos de flaqueza, pero remontamos, de inmediato pensamos en eventos, maratones o campañas, perdemos la vergüenza para llegar a los donantes y ayudar a los pacientes”, culmina.
Por ello, Diego Cobo anima a todas las personas a donar al contar con pocas exigencias. “Los únicos requisitos es encontrarse bien de salud, tener entre 18 y 65 años y pesar más de 50 kilogramos”. Otras de las recomendaciones es haber dormido adecuadamente la noche anterior a la donación, acudir tras haber ingerido una comida pobre en grasas (nunca en ayunas) y evitar fumar al menos una hora antes de la donación.