El festival de la canción europea se creó con el objetivo de unir con la música a Europa

Eurovisión es un festival de música organizado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) cuyo objetivo principal cuando se creó fue que hubiera una mayor hermandad entre los países de Europa. Actualmente, también participan países ajenos al continente: Australia o Israel. En principio, eran solo siete países –Alemania, Bélgica, Suiza, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos-. En la última edición, fueron cuarenta los países que participaron en el certamen, pero ese mismo número va variando y algunos años hay más participantes que en otros. 

Primera edición de Eurovisión en Lugano, Suiza (1956)

Según ha ido evolucionando la competición, hay quien se pregunta qué es lo que queda del espíritu original del festival. A la luz de eventos recientes, parece que la deriva del concurso difiere mucho del objetivo por el que surgió. En ocasiones, parece estar por encima la política o la diplomacia más que la filosofía inicial. Por eso, hablamos con sociólogos y expertos en el festival y eurofans para tratar de comprender la herramienta geopolítica en la que el festival se ha convertido. 

El mecanismo complejo que dirige Eurovisión

Eurovisión está dividido en dos semifinales y una gran final, y de todos los participantes, hay seis que pasan de manera directa a esta. Este año, habrá treinta y siete países concursantes. Sin embargo, de todos esos,  los países que pasan directamente a la final son el ganador de la pasada edición, Ucrania, y Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y España (los “Big Five”), puesto que son los países que más dinero ceden a la UER. El resto de los países se dividen en dos semifinales, en las que se decidirán los finalistas por el novedoso único voto telemático.

En este sentido, cada semifinal se divide en dos subgrupos, anteriormente se dividían geográficamente y por la buena relación entre países ya que el festival pretendía evitar que mediante el voto del jurado (otorgado por cada país) se clasificaran solo los mismos países de un zona. Esta era una manera de evitar posibles adulteraciones del concurso que el propio festival consideraba que podrían ocurrir y que, de hecho, se dieron la edición pasada, donde se descubrieron patrones irregulares en los jurados de Azerbaiyán, Georgia, Montenegro, Polonia, Rumanía y San Marino. En consecuencia, el voto telemático valdrá el 100%. De esta manera y gracias a la novedad de este año, esto no sucederá.

Una vez terminada la semifinal, los clasificados pasan a la gran final, donde tanto jurados profesionales como el televoto deciden al ganador. Cabe destacar que no se puede votar al país en el que uno reside. Los votos de los profesiones y los del televoto se puntúan del 1 al 8 y los famosos 10 y 12 puntos. Primero se suman los votos de los jurados profesionales y después se conoce el televoto. Sin embargo, se ha de señalar que el sistema de puntuación ha evolucionado con el tiempo hasta el que conocemos en la actualidad.

Campaña contra la participación de Israel en Eurovisión en 2019

¿Igualdad de condiciones? El caso de Rusia e Israel

Como cualquier evento mediático, Eurovisión no ha estado exento de polémica. La más reciente es sin duda la expulsión de Rusia de la edición de 2022, pero hay que remontarse unos años atrás para comprender todo lo ocurrido. El conflicto armado entre Rusia y Ucrania comenzó en 2014 con la anexión de Crimea (una zona, históricamente, pro-rusa) al país ruso. 

En la edición de 2016, durante la actuación de Rusia, apareció una bandera de Crimea y, a raíz de esto, se publicó un documento titulado “Official flag policy”, en el cual, Eurovisión comunicaba qué banderas estaban permitidas y cuáles no en el concurso, entre las que estaba la ikurriña, aunque actualmente esta normativa ha cesado, y por tanto, la bandera vasca ya no está prohibida. 

Ese mismo año, Ucrania se presentó con la canción “1944”, que protestaba sobre la invasión de Rusia en Crimea; escrita en inglés y el dialecto tártaro de Crimea. Aunque Rusia se posicionaba como una de las favoritas, la edición la ganó finalmente el país ucraniano. En la última edición, la organización consideró correcto expulsar a Rusia del certamen debido a la invasión a Ucrania que comenzó en febrero de ese mismo año; edición que acabó con la victoria del país invadido por una diferencia de más de 100 puntos.

En cuanto a Israel, es uno de los países participantes del certamen y más conflictivos. Su participación comenzó en 1973 y ha continuado hasta la actualidad. Ha habido grupos de derechos humanos que han criticado al país por su tratamiento hacia los palestinos y por la ocupación de Cisjordania y Gaza, zonas cuyos límites territoriales están continuamente en disputa. Asimismo, el país ha sido acusado de “pinkwashing” por su supuesto apoyo a la comunidad LGTB entre otras.

Además, ha habido países que ha mostrado su solidaridad con el pueblo palestino, como Islandia, que en la edición de 2019 mostró una bandera de Palestina durante las votaciones cuyo mensaje político provocó que la emisión fuera cortada en algunos países, por ejemplo, China.

La neutralidad de Eurovisión

Para el sociólogo Luis García, “si algo sale en los medios de comunicación, está influenciado por la política” por lo que Eurovisión no es una excepción a la norma. El festival sirve para que los países participantes den a conocer su cultura y todos aquellos aspectos que benefician su imagen dado su gran seguimiento en todo el mundo, pero especialmente en Europa. Mientras tanto, en Australia se ha considerado una herramienta útil para conocer la historia de Europa. Así, Eurovisión se ha convertido en asignatura universitaria.

A su vez, el festival trata de dar una imagen de neutralidad. En este intento de mantenerse pulcro y ajeno a la política, muestra la otra cara de la moneda y es que oprimiendo una bandera, por ejemplo, la de Palestina, ya se posicionan a favor de Israel, reconociendo su legitimidad, postura compartida por los cinco países más influyentes económicamente en el concurso.