El fútbol es un deporte que disfrutan y practican millones de personas en todo el mundo. Aunque es un deporte que disfrutan y ven tanto hombres como mujeres, el machismo en el fútbol sigue estando presente hoy en día. 

El impacto de la cultura machista en el fútbol

La cultura machista en el fútbol establece un campo de juego desigual para las jugadoras de fútbol, que a menudo son objeto de insultos, comentarios despectivos y amenazas debido a su género. Esta cuestión de prejuicios en el fútbol es obvia y provoca una barrera importante para la equidad en este deporte. Las jugadoras y los aficionados deben luchar contra esta cultura para lograr la igualdad, y esto requiere un esfuerzo colectivo de ambos sexos, que hasta ahora no se ha logrado. 

A partir del siguiente gráfico se observan los porcentajes de acciones discriminatorias y sexistas llevadas a cabo en el fútbol:

El auge del dinero en el fútbol

El aspecto económico también es muy distintivo, ya que el auge del dinero en el ámbito del deporte ha ido acompañado de una cultura de dominación que ha impregnado el terreno de juego. Esta actitud de superioridad y derecho de los jugadores y aficionados masculinos sobre las jugadoras y aficionadas es algo que no se puede ignorar. Por ejemplo, el mercado de fichajes, donde se gastan cantidades impensables de dinero en jugadores.

Además, los futbolistas profesionales perciben un salario de millones de euros mensuales, mientras que las mujeres futbolistas apenas alcanzan los 10.000 euros al mes, reforzando así la idea de que los jugadores masculinos son superiores a las jugadoras femeninas. «En el fútbol ser mujer es algo discriminativo, los hombres se consideran mejores en este deporte y es verdad que el ser mujer en un deporte como el fútbol es un condicionante bastante grande», nos afirma la futbolista Andrea Rodríguez.

Uno de los últimos y más destacados casos machistas en el fútbol femenino en España fue durante la final de la Supercopa femenina. Las jugadoras del FC Barcelona tuvieron que conformarse con colocarse ellas mismas las medallas de campeonas, puesto que lo único que hizo Luis Rubiales, presidente de la Real Federación de Fútbol Español, fue entregar el trofeo a la capitana. Mientras que, en la premiación de la Supercopa española masculina, Rubiales colgó las medallas a los jugadores de ambos equipos que disputaron la final. «Ya no es que se busque la igualdad en cuanto a esos términos o a los del dinero. Es que hace poco se estaba luchando por el salario mínimo para que una mujer que se dedique de manera profesional pueda cobrar lo mínimo para dedicarse a ello, expone Nerea Bailén, jugadora del Rojales Club de Fútbol Femenino.

Insultos y amenazas en el fútbol a una juez de línea de 16 años

También, una jueza de 16 años de Fuerteventura, fue objeto de insultos, recordando el maltrato que no sólo sufren las deportistas, sino que recaen también en el resto de mujeres ligadas a este deporte. Son conductas que no tendrían por qué sufrirse, asegurando garantizar que tanto hombres como mujeres sean tratados con justicia, dignidad y equidad en el deporte. 

En Ciudad de México las mujeres improvisaron una cancha de fútbol en el Zócalo y, con el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana de fondo, jugaron un torneo como protesta contra la dominación masculina del deporte. Mientras jugaban, gritaban sus propios cánticos como “En dónde están, en dónde están, los directivos que van a pagar igual”.

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Esta cultura de dominio masculino ha dado lugar a una clara separación en el mundo del fútbol. La actitud que prevalece en el deporte perpetúa la idea de que las mujeres no son lo bastante buenas para competir con los hombres. Se trata de un prejuicio relacionado con el género que afianza aún más la cultura de dominación en el deporte, dificultando que las jugadoras alcancen el éxito. Se desprecia a las jugadoras, se las pasa por alto y no se les concede el apoyo necesario para alcanzar niveles profesionales de juego que sí lograrían siendo hombres.