¿Son las nuevas tecnologías la droga del siglo XXI?
Con la irrupción de las nuevas tecnologías, la vida en la actualidad se ha transformado para todos. Nos encontramos con un ecosistema donde la tecnología se ha convertido en una necesidad básica. Esta herramienta cada vez está más presente en nuestras vidas. Desde un uso profesional hasta un uso lúdico, desde la más tierna infancia hasta la tercera edad. Vivimos en un mundo conectado a la tecnología y no nos podemos imaginar una vida sin ella.
El acceso a la tecnología es una pieza clave para entender cómo afecta a los adolescentes y a su entorno. El uso del teléfono empieza a edades muy tempranas. La edad media del primer dispositivo móvil es a los 10,96 años según el estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En mayor o en menor medida, todos los jóvenes tienen acceso a internet y estos datos reflejan el uso del internet. El 98% de los adolescentes disponen de internet en sus viviendas, el 94,8% tiene dispositivo móvil con conexión a internet y el 90,8% se conectan todos o casi todos los días.
El empleo que hacemos de la tecnología define lo beneficioso o perjudicial que puede ser esta herramienta en nuestras vidas. Los siguientes datos indican los hábitos de uso de los jóvenes en su día a día. Un 49,6% de los adolescentes usan su internet más de cinco horas al día durante los fines de semana. Frente al 31,5% que usan internet cinco horas a la semana. El móvil se ha convertido en un aparato esencial en nuestra vida. Un 58,4% de los adolescentes duermen con este dispositivo en la habitación siempre o casi todos los días. Y un 21,6% se conectan a partir de las 12 de la noche. Algo muy similar ocurre durante la docencia ya que, un 57,5% de los adolescentes llevan el móvil a clase y un 6,7% hacen uso de él sin fines académicos.

La problemática de las redes sociales y su impacto en los jóvenes es cada vez más frecuente en una sociedad donde mediante un click accedes a un mundo paralelo a lo real. No somos conscientes de lo presente que están las redes sociales en nuestro día a día. El 98,5% de los jóvenes están registrados en una red social. Este dato refleja, que no formar parte de una plataforma social no es lo copropiedad en la actualidad. Más del 61,5% de los adolescentes tiene más de un mismo perfil en la misma red social. A la hora de comunicarse los adolescentes optan por utilizar redes sociales en vez de descolgar el teléfono móvil para hablar con ellos. Las redes de mensajería que más destacan son WhatsApp con un 95% y Instagram con un 79,9%.
El uso excesivo de las redes sociales provoca sentimientos contradictorios y aislamiento social con tu círculo cercano. Son muchos los jóvenes que se han enfrentado a experiencias negativas como el ciberacoso, el contacto con extraños, sentirse discriminados o excluidos y contenidos inapropiados para su edad. Más allá de estos peligros las redes sociales también influyen en la salud mental de las personas como es la memoria.
Es evidente que cuando tenemos alguna duda recurrimos al ordenador o al móvil. Dejando de lado nuestra memoria puesto que, tendemos a apuntar las cosas en las notas del dispositivo y nos olvidamos de memorizarlo en nuestras cabezas. Un 20,98% de los adolescentes parecen problemas de salud mental, según el estudio de UNICEF en el informe de salud mental. En este sentido, la mayoría de los adolescentes no recuerdan cosas tan simples como los cumpleaños de sus seres queridos, su propio número de teléfono o el de sus padres.
Sin duda alguna, la sociedad se ha beneficiado de la entrada invasiva de las nuevas tecnologías que ofrece una gran cantidad de facilidades en nuestra vida diaria. Pero que por el contrario, también nos hace chocar con una gran cantidad de perjuicios. Entre ellos, un uso excesivo de la tecnología nos hace dispersarnos de la realidad. Además afecta en gran medida a nuestro sistema cognitivo como la memoria. Por tanto, se hace necesario el uso responsable y moderado de las nuevas tecnologías para sacar el provecho que nos ofrecen. Y no permitir que alteren nuestra vida a la larga.
La gran parte de los jóvenes hacen un uso excesivo de las tecnologías, donde afirman pasar entre 5 y 8 horas diarias sujetos al móvil u otro aparato. A pesar de sus ventajas, estos jóvenes ya se han olvidado por completo de buscar información como se hacía antes, en libros, artículos o documentos. Por otro lado, más del 90% de ellos no recuerdan ningún número de teléfono salvo el de sus familiares o el de ellos mismos. Como consecuencia, la tecnología ha afectado en muchos aspectos. Según sus respuestas, se llega a la conclusión de que apenas utilizan la memoria para acordarse de datos importantes.
A raíz de esta problemática, nos pusimos en contacto con una profesora para entender cómo la tecnología puede afectar a los jóvenes desde un punto de vista educativo. Está claro, que sólo basta con acercar la mirada a una clase, donde veremos a niños y jóvenes utilizando pantallas para tomar apuntes o estudiar. Sara Villalba, profesora de primaria, asegura que un 90% de los niños a los que imparte clase, utilizan gafas. El uso excesivo de la tecnología hace mella también en las relaciones personales así como en otros aspectos necesarios como la concentración o la memoria. A pesar de los aspectos negativos, también considera que visto el auge de las nuevas tecnologías, el sistema educativo debe encargarse de que los docentes cuenten con las habilidades necesarias para llevar a cabo la profesión en sintonía con estas nuevas formas.
Por último, hemos contactado con Sandra Portero, socióloga experta en adolescentes y jóvenes. Asegura que las nuevas tecnologías han afectado a las relaciones interpersonales de manera que los jóvenes ya, sustituyen el socializar de manera personal y pasan a hacerlo a través de las tecnologías. Lo que hace que se alejen de su entorno de forma considerable. Además, se está estandarizando un uso cada vez más temprano y sistematizado.
El buen uso de las tecnologías puede ofrecernos una infinidad de posibilidades en ámbitos muy diversos, como la educación, la socialización, la creación de grupos y comunidades, la comunicación o la información a cerca de diversos temas. Pero el abuso de las mismas, es la cara negativa de la moneda. Ya que una adicción el móvil, al ordenador, a las redes sociales, a los videojuegos, etc… puede provocar grandes problemas. Conectarse en exceso, desconecta al individuo de la realidad en la que vive. Y esta cuestión en los jovenes se incrementa, por la influencia que en ellos ejerce. Es necesaria la educación y concienciación para un uso apropiado de la tecnología.