Muchos estudiantes, en su época universitaria, se ven obligados a marcharse a otras ciudades para poder seguir con sus estudios. Esto supone que tengan que vivir alquilados en casas compartidas y, aunque estén en período de prácticas o trabajen al mismo tiempo que estudian, dependen económicamente de sus padres.
En la actualidad, el 18,6% de la población de entre 16 y 29 años están emancipadas, es decir, residen en una vivienda diferente a la del hogar originario, según datos del Observatorio de la Vivienda publicados en un estudio de 2019. Ese porcentaje de población emancipada es el dato más bajo que ha experimentado España desde el año 2002. Además, como podemos ver en el siguiente gráfico, el sector femenino predomina sobre el masculino a la hora de independizarse, configurándose un 22,5% de mujeres frente al 14,8% de hombres.
Entre la población joven inactiva cabe destacar que la principal causa de esa inactividad es que esa parte de la población se dedica en exclusiva a estudiar, es decir, a formarse profesionalmente. Encontramos, pues, que 8 de cada 10 jóvenes en estado de inactividad se encuentran estudiando, llegando a formar el 85,9%. Los estudiantes que deben abandonar sus hogares para poder adquirir estudios, en numerosas ocasiones tienen problemas a la hora de encontrar un piso de alquiler acorde con sus posibilidades económicas. Muchos de los estudiantes se ven obligados a trabajar al mismo tiempo debido a que no reciben beca por parte del Gobierno. Sin embargo, en caso de recibirla, ese importe no es suficiente (o no es concedida a tiempo) para poder permitirse pagar el alquiler durante todo el año escolar y menos aún para poder subsistir. Por esta razón, las becas se conforman solo como ayuda económica ya que muchos de los estudiantes dependen económicamente de sus padres.
Otro aspecto a destacar sobre los alquileres en jóvenes estudiantes es que la mayoría coinciden en que el aspecto más importante tras el económico es la convivencia. Los jóvenes no pueden permitirse vivir solos, y muchos tienen que convivir con gente a la que no conocen. Por esta razón, la convivencia se vuelve un rasgo de importancia entre los jóvenes donde muchas veces se ven con problemas entre ellos por la diferencia de carácter, sin embargo, otros defienden que son como “una pequeña familia”.
Cabe destacar también las relaciones de los estudiantes con sus caseros. La mayoría de los estudiantes alegan que, en el momento en el que algo se rompe, en muchas ocasiones hay una cierta desconfianza por parte de los caseros que acusan a los jóvenes del mal uso del material de la vivienda.
Frente a la situación que comentan los jóvenes acerca de la relación con los caseros, hablamos con uno de ellos. Este propone que le resulta más cómodo alquilar el piso a estudiantes porque se asegura poder arrendarlo con de forma fija, ya que son muchos los estudiantes que cada año se trasladan a las grandes ciudades y necesitan un piso. Además, otro aspecto que destaca es la amplia posibilidad de alquilarlo en época de verano a turistas.
Según hemos podido comprobar, muchos caseros de pisos alquilados prefieren arrendar la vivienda a estudiantes, ya que se aseguran el pago del alquiler debido a que estos jóvenes se encuentran respaldados económicamente por los progenitores, por lo que el grado de morosidad es prácticamente inexistente. Por otro lado, muchos caseros alquilan el piso por habitaciones en lugar de alquilarlo al completo. De esta forma se aseguran un ingreso mayor.
En Madrid, teniendo en cuenta que el alquiler se incrementó en un 5,12% de media en 2019, en la zona de Ciudad Universitaria la renta se elevó en un 10,32%. Frente a esto, en la zona universitaria de Barcelona los precios se aumentaron un 8,3%, siendo un 5,25% más alta la media de la ciudad. Ante esto, cabe destacar que la ciudad de Salamanca, donde se sitúa la universidad más antigua del país, el precio de los pisos de alquiler a estudiantes apenas se han alzado un 1%.
Por lo tanto, a día de hoy, nos encontramos con que, de media, una habitación en un piso compartido en Madrid cuesta alrededor de 415 euros, lo que supone un 26% más que en 2013. Ante esto, las zonas en el centro de Madrid, donde se encuentran algunas universidades, son más caras que si nos desplazamos a la periferia de la capital, barrios como Fuenlabrada, Alcorcón, etc. donde se sitúan los campus de otras universidades. Con esto, hay que tener en cuenta tres factores importantes que mantienen los estudiantes a la hora de buscar piso en una ciudad diferente: la cercanía a la universidad (como factor principal), la cercanía a lugares de ocio populares y, por último, un precio asequible a las posibilidades económicas de cada uno. Con esto, dependiendo de la ciudad a elegir para estudiar se puede conseguir en mayor o menor medida, ya que los precios varían notablemente según la comunidad.
Con esto vemos que cada vez es más difícil encontrar un alquiler digno, como nos dice Luis García Tojar, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, que asegura que “los alquileres están fuera del alcance de la gran mayoría de la juventud española”.
Por lo que, aparte de la dificultad que supone encontrar un buen precio de alquiler para estudiantes, el factor social también es muy importante en un piso, teniendo en cuenta que la convivencia forma una parte importante al elegir una vivienda.