El comercio electrónico (e-Commerce) es la distribución, venta y compra de productos y/o servicios a través de Internet. La diferencia principal con el comercio convencional radica en que este último ocurre en un espacio físico y el comercio electrónico se da ‘en línea’ (online), desde un ordenador, una tableta o un teléfono móvil.

Esta nueva forma de compra nació hace casi un siglo, en 1920, en Estados Unidos, mediante la venta por catálogo, pero no fue hasta 1960 cuando los norteamericanos inventaron el Intercambio de Datos Electrónicos (EDI). Este método se consolidó tras la aparición del ordenador, la ayuda de la televisión con las ‘televentas’ y, por último, la invención de la triple W (World Wide Web) entre las décadas de los 70 y 90. A finales del siglo XX, el comercio electrónico comenzó a crecer hasta el día de hoy.

En el comercio actual se dan una serie de fenómenos que sin las ventas online, consolidadas a finales del siglo XX y que durante el XXI no han parado de crecer, no se podrían producir. La forma de consumir está cambiando con una tecnología cada vez más rápida y efectiva. Y es que el mercado evoluciona y los comerciantes no tienen alternativa: deben adaptarse para poder mantener su negocio.

Existen hoy varios casos de tiendas físicas con una larga historia y tradición que se han visto obligadas a crear una página web para competir en un mercado cada vez más grande. La página web con compra online permite expandir el mercado a un bajo coste y, por lo tanto, es a día de hoy prácticamente imprescindible. Los comerciantes lo saben y actúan en consecuencia.

Paradójicamente, en los últimos años se ha producido una evolución inversa. Tiendas online que han visto crecer a grandes pasos sus ventas y su negocio han considerado oportuno expandirse a través de la apertura de una tienda física. Es el caso de gigantes como AliExpress, tienda online china nacida en el año 2010 y que, por ejemplo, ha abierto sedes físicas en Barcelona y Madrid. Este fenómeno, no obstante, no solo se da en este tipo de macro plataformas, sino que también se puede producir en tiendas mucho menores a nivel nacional y/o regional.

La consolidación de las tiendas online que se está produciendo no es arbitraria. Las tiendas físicas suponen una serie de costes y de limitaciones que las tiendas online superan. La página web de una tienda abre su mercado y prácticamente elimina las barreras geográficas, la tienda en internet no cierra, se reduce el coste en empleados, el producto siempre está disponible, si está bien gestionada la atención al cliente puede ser incluso mejor que en tiendas físicas…

No todo son ventajas en el mundo online. Muchas tiendas físicas pueden resistir por la naturaleza de los productos que venden. Resulta difícil imaginar el fin de tiendas de ropa. En la versión en línea se pueden comprar los artículos, pero el factor de los sentidos se pierde. No se puede probar, no se puede comprobar el tejido… Otras tiendas como los concesionarios de coches, con compras de gran desembolso por parte del cliente, parece que pueden sobrevivir al aparente futuro “monopolio” de las compras por internet.

Uno de los factores que pone en cuestión la naturaleza del comercio online es el vacío legal que muchas veces se produce en la regulación de este mercado. Un amplio sector de la sociedad desconfía aún de la compra por internet. Muchas veces está desconfianza está justificada. Conocido es el caso del mencionado gigante chino AliExpress, una plataforma que actúa de nexo entre vendedores y compradores y que no ofrece garantías propias ni del producto ni del cumplimiento de plazos.

Muchos de los desconfiados del comercio online consideran al mismo tiempo que visitar múltiples tiendas físicas es una forma de ocio. Un gran sector de la sociedad, pues, se resiste a que el comercio online acabe con el comercio clásico, ya que consideran que las compras perderían en gran parte su esencia. En cierto modo, se trata de una tradición que se eliminaría y daría lugar a un acto de compra “deshumanizado”. Si desaparecen las tiendas físicas el comprador no se desplaza a ellas, no consulta con los dependientes, no observa y prueba lo que va a comprar…

Resulta evidente que el comercio ha vivido y vive un proceso de desplazamiento del consumo físico al consumo online. Gigantes como Amazon, coinciden los expertos, tienen aún un amplio margen de expansión si se analiza su crecimiento año a año. Si uno observa su valor en bolsa, ha pasado de los 400.000 millones de dólares en 2016 a acercarse al billón en 2019. Las cifras globales aumentan y los más perjudicados, advierten los especialistas, son los comercios más pequeños que no pueden competir con los precios de los grandes.

En esta línea, son muchos los rumores y especulaciones que el e-commerce va a suponer el fin del comercio convencional o, al menos, su reducción a niveles ínfimos. Se trata de opiniones que, no obstante, se basan en una tendencia cada vez más evidente. La venta online no para de crecer y supone ya un 20% del consumo en España. Las tiendas físicas aún resisten, pero será el factor económico el que jugará el papel protagonista. Solo el futuro dirá si el comercio tradicional es cosa del pasado.

https://www.lavanguardia.com/economia/20190209/46299305726/ecommerce-venta-online-datos-tiendas-fisicas.html

https://www.larazon.es/economia/comercio-tradicional-vs-e-commerce-IP18069166/

https://www.diariodesevilla.es/sociedad/comercio-tradicional-online-podran-convivir_0_1411659218.html

https://www.pymesyautonomos.com/marketing-y-comercial/tres-cada-cuatro-millennials-abandonan-compra-tienda-fisica-para-hacerlo-online