Tratando de huir de ese tono lúgubre y brutalista, ahora los pasillos de la facultad de Ciencias de la Información se han convertido en un pequeño museo, consiguiendo algo impensable años atrás: que la gente se haga selfies en lo que hasta ahora era un lugar tenebroso. Cada pared de la facultad es un espacio que alberga cultura e historia a partes iguales. La temática de estos murales van desde conocidísimas obras del cine hasta personajes icónicos de la historia, pero siempre ligados al edificio en el que se encuentran. Tal revuelo causaron estos originales murales que hasta medios como Telemadrid o la Cadena Ser se hicieron eco de ellos.
Aunque todo empezó hace más de 20 años. El primer esbozo de estos murales tuvo lugar en 1995 y lo encontramos en las escaleras que llevan a la cafetería donde un Bibendum o, como es conocido popularmente, un muñeco Michelín, emerge de la pared y nos aborda pareciendo subir las escaleras a toda prisa. La historia de este muñeco tiene más de 100 años. Lo que los hermanos Michelin no sabían es que aquella imagen, nacida en la década de los 90 del siglo XIX, se convertiría en un emblema histórico de la publicidad. Por ello, tiene sentido que el muñeco Michelin esté en una facultad como esta ya que la publicidad también es comunicación.
Desde entonces el proyecto de decorar a facultad con murales significativos se paró y no se volvió a retomar hasta 2007, cuando se realizó un mural en el hall de la facultad que representa uno de los carteles de Alexsandr Ródchenko, diseñador gráfico ruso de los años 20 y 30. Se trata de uno de los carteles publicitarios más famosos que hizo este artista ruso. Fue diseñado para la Imprenta Estatal de Leningrado y en él aparecía una mujer de clase trabajadora transmitiendo un mensaje en el que se podía leer “Libros de todas las ramas del conocimiento”, animando a que la gente cultive su conocimiento. Hoy no aparece ninguna frase en dicho mural y los colores destacan por encima de todo. Pero este mural tiene mensaje: reivindicación y conocimiento.
De nuevo, el proyecto de los murales se estancó durante siete años hasta que en 2014 se hizo uno en homenaje a Ana Vigara, antigua profesora de la facultad de Ciencias de la Información que falleció en 2012. Vigara fue una filóloga que se centró sobre todo en el lenguaje coloquial, de ahí que en el mural se quiera hacer un reconocimiento a su trabajo siempre ligado a los jóvenes. Por ello en el mural aparecen palabras como lenguaje, comunicación o jóvenes.
No obstante, el boom de la creación de nuevos murales tuvo lugar en 2016 de la mano de Violeta Izquierdo, profesora de Arte Contemporáneo, y Francisco Reyes, profesor de Comunicación Audiovisual. El primero en aparecer fue el de la película E.T. y que se encuentra al lado de la cafetería. La famosa imagen del extraterrestre viajando en bicicleta a la luna ha sido objeto de muchos selfies entre los estudiantes y profesores. Una de las películas de referencia del cine de ciencia ficción tiene que estar presente en una facultad en la que se estudia comunicación audiovisual y de la que han salido algunos cineastas como Alejandro Amenábar.
Siguiendo la línea de las películas, en la entrada podemos encontrar un mural de la famosa obra de Alfred Hitchcock, ‘La ventana indiscreta’. Al igual que en la película este reportero fotográfico observaba el comportamiento del vecino del edificio de enfrente, hoy en este mural observa con su cámara a todo el que pasa por delante de él. Este clásico del cine merecía un hueco en la facultad en la que también se forman periodistas inquietos en busca de la verdad como L. B. Jefferies, el protagonista de la película.
Y cómo no, la película Tesis también tenía que tener su mural en la facultad de la que salió su director, Alejandro Amenábar, y que fue escenario de rodaje. La historia de la facultad de Ciencias de la Información no se puede entender sin Tesis, uno de los emblemas del edificio y que debe servir de ejemplo para futuros directores de cine que allí estudian. Después aparecería el mural dedicado a los hermanos Marx en el que Groucho, Harpo y Chico aparecen posando sonrientes en una de las paredes la tercera planta.
Y por último aparecerían dos murales icónicos que nada tienen que ver con el cine. Uno refleja el famoso cartel de propaganda de guerra estadounidense creado por J. Howard Miller en 1943 e ideado para levantar la moral de las trabajadoras de la Westinghouse Electric de Michigan. La mirada combativa de una mujer con un pañuelo atado a la cabeza y su camisa remangada haciendo ver su fuerza penetra a todo aquel que la observa. Es un ejemplo propagandístico que ha pasado a convertirse en arte con mensaje.
El otro emblema es el de Sharbat Gula, la niña afgana de 12 años de edad que fue fotografiada en 1985 por el fotoperiodista estadounidense, Steve Mc Curry, cuando huía de su país de origen hacia Pakistán. La conmovedora mirada de ojos verdes de esta niña tiene tanta fuerza comunicativa que se convirtió en portada de la revista National Geographic y, por consiguiente, en uno de los iconos del fotoperiodismo.