Cuando los alumnos universitarios acuden a sus respectivas facultades de la Universidad Complutense lo hacen, en la inmensa mayoría de los casos, sin preguntarse qué origen e historias pueden tener los lugares que les rodean de forma cotidiana. Sin embargo, los edificios de la UCM no son únicamente centros de docencia: su origen madrileño se remonta a 1836 (gracias a la Real Orden de Isabel II), momento desde el cual ha formado parte activa en la historia de la España. En el siguiente reportaje sacaremos a la luz algunos de sus secretos más interesantes que, a simple vista, permanecen ocultos.
¿Una facultad construida según los planos de una cárcel?
De todos es conocida la leyenda urbana que gira en torno al edificio antiguo de la Facultad de Ciencias de la Información. Como todas las leyendas urbanas, tiene variantes de diversa índole: desde teorías que apuntan a que se construyó con la finalidad de ser una cárcel hasta otras que afirman que se realizó conforme a los planos de un psiquiátrico… En cualquier caso, su curiosa arquitectura no ayuda a ello. Cabe preguntarnos, por tanto, cuál es la realidad del caso.

Planos originarios de la Facultad de Ciencias de la Información
La forma de la facultad (al menos en su hosco exterior) no es, ni más ni menos, que el reflejo de una corriente arquitectónica de la época, el brutalismo. Del término francés «béton brut» (hormigón crudo) utilizado por el arquitecto Le Corbusier para describir los edificios planeados por él tras la Segunda Guerra Mundial, el brutalismo se convirtió en una moda arquitectónica entre los años sesenta y setenta, la misma época en la que se construyó la facultad. Debido al final de la acción de la Junta Constructora que hasta entonces había dirigido la expansión de la Ciudad Universitaria, el caos reinó en la construcción de nuevas facultades y colegios mayores, haciendo que no hubiera un mismo estilo compartido sino que cada arquitecto tuviera vía libre para experimentar.
Planeada en 1971, fue construida en la vaguada de Cantarranas, que hubo de ser aplanada, mientras que el edificio era metido a la fuerza. Y es por la existencia de dicha vaguada por lo que posee una disposición de subsuelo tan extraña. ¿Y qué hay de los laberínticos pasillos? La razón es tan intrínseca a la facultad que da hasta vergüenza nombrarla: la falta de fondos. La necesidad fue tal que la venta de terrenos fue la salida a tomar. El proyecto de los arquitectos José María Laguna Martínez y Juan Castañón Fariña hubo de ser construido en dos fases, no llegando a estar concluido el edificio hasta 1979.
Un aviso a navegantes: pese a lo que comenta la Wikipedia, el edificio no está basado en los planos de “la cárcel de Montreal”. Sobre todo porque no hay una, sino tres (Prison Bordeaux, Maison Tanguay y Rivière-des-Prairies), y ninguna se asemeja en cuanto a estilo o alzado al edificio principal del que este pequeño texto trata.
Ciudad Universitaria como frente de batalla
Durante la Guerra Civil española la Ciudad Universitaria fue un importantísimo frente de batalla. Las tropas franquistas consiguieron adentrarse lo suficiente como para reclamar, entre otros, la Facultad de Agrónomos y la Escuela de Arquitectura. Por su parte, la resistencia republicana dominaba la mayoría de las facultades e institutos, algunos aún en construcción, que usaron para parapetarse contra la ofensiva franquista. El resultado fue una guerra de posiciones de considerable duración, lo que provocó graves destrozos en muchos de los edificios. En la fachada de la Facultad de Medicina aún pueden observarse hoy, a simple vista, los agujeros causados por el fuego cruzado y la metralla. Hablamos con Vitoriano, quien nos cuenta su experiencia.
Un faro con mal fario
Este gigante antaño vanguardista y ahora invisible nació en 1992 bajo la promesa de que sería el “símbolo de Madrid para el año 2000”. Sin embargo, aquella dulce premisa no tardó en romperse, pues la historia de esta torre de comunicaciones y mirador de 100 metros de altura ya empezó con mal pie desde la avería de uno de los dos ascensores poco después de la inauguración.

El Faro de la Moncloa, un gigante con un mal fario
Y desde ahí no fue sino cuesta abajo. Tiempo más tarde un temporal de fuertes vientos arrancó varias planchas de metal que pesaban varias toneladas dejándolas caer al vacío. Los responsables recibían muchas quejas debido a que las escaleras de metal para acceder a la torre solían dar descargas de electricidad estática a la gente y, tras el incendio del edificio Windsor, se cerró tras una inspección que revelaba que no cumplía con las normas de seguridad del Ayuntamiento.
El edificio cayó en el olvido hasta precisamente el año 2012, cuando sonaron noticias de que volvería a abrir sus puertas, después de un acuerdo entre el Ayuntamiento de Madrid y la Universidad Complutense para restaurarlo por el que ésta se encargaría de las labores de restauración a cambio de un pago de 80.000 euros más el 20 por ciento de las ganancias de explotación. ¿Será esta idea aparentemente quijotesca lo que permita darle una segunda oportunidad a un espacio único como éste o pasará a formar parte de la lista de gafes de un edificio maldito nada más nacer? Sólo el tiempo lo dirá.
Interesante! A mí siempre me habían contado que el edificio está basado en una cárcel femenina, como ejemplo de ello las ventanas de las aulas en ciertos pisos… Por lo menos ahora ya sé a qué se debe que sea un edificio tan feo y con este tipo de pasillos (que al menos han servido para grabar películas). En cuanto a lo del faro de Moncloa, a 2014 sigue en las mismas condiciones.
Desmontando leyendas… un reportaje muy interesante. Desde el primer momento que pisé la facultad de Ciencias de la información me han contado que el edificio está basado en una cárcel femenina canadiense, algo que muchos nos terminamos creyendo y más por su extraña construcción, y que ahora -tras leer vuestro artículo- entiendo mejor…
De la historia sobre el faro de Moncloa… no tenia ni idea ¡Enhorabuena por vuestra investigación!
Me parece un reportaje muy interesante y que despierta la curiosidad de cualquier que vaya a Ciudad Universitaria día sí, día también. Siempre que veía el faro de Moncloa me preguntaba que sería, por no hablar de la leyenda urbana de la facultad, he llegado a oír que era una cárcel de mujeres concretamente.