prácticas universitarias en empresasLa posibilidad de hacerse con un puesto de trabajo fijo puede llegar gracias a la presentación de un buen currículo en una empresa. Sin embargo, para conseguirlo es necesaria una adecuada formación académica. Esto supone el uso de diferentes herramientas relacionadas con la carrera que estudiemos, el conocimiento de programas informáticos y de idiomas. Pero también requiere de experiencia profesional, sobre todo en estos tiempos de crisis y enorme competencia, en el que el número de desempleados en España supera, desde 2011, los cinco millones, según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Es la peor cifra de todos los países miembros de esta organización.

Una forma de adquirir experiencia es a través de las prácticas en empresas, que se han convertido en un trampolín y una gran oportunidad, tanto para estudiantes como para recién licenciados, a la hora de conseguir ese ansiado contrato laboral. Prácticas que, hasta ahora, podían ser obligatorias (en algunos casos como parte del programa de estudios) o voluntarias (es decir, que el estudiante o licenciado decidía si quería realizarlas o no).

No obstante, el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), conocido popularmente como Plan Bolonia, ha supuesto una incorporación generalizada de prácticas pre-profesionales o Practicum en los nuevos planes de estudio orientadas a la formación de los estudiantes universitarios; todo a fin de que los titulados posean mejores habilidades y competencias. Son numerosos los grados que ya incluyen las prácticas como obligatorias, entre ellos el de Medicina, el de Odontología, el de Farmacia o el de Arquitectura. Sin embargo, en otros siguen siendo opcionales, pues el carácter de las prácticas depende de los estudios a realizar.

Y es que la gestión de prácticas formativas y la inserción profesional de los titulados están entre los servicios mejor valorados ofertados a estudiantes por parte de las universidades españolas. “Estos servicios cada vez cobran más importancia”, según la Agencia de Calidad, Acreditación y Prospectiva de las Universidades de Madrid (ACAP) y se agrupan bajo las siglas SPE (Servicios de Prácticas y Empleo). Los SPE tienen su antecedente en los Centros de Orientación e Información de Empleo (COIE), denominación que siguen utilizando actualmente muchas universidades, como la Complutense de Madrid. Guiomar Rodríguez de Vera, responsable del COIE de la UCM, explica cómo se lleva a cabo este proceso.

La opinión de estudiantes y titulados que han realizado prácticas en distintas universidades a través de este organismo es favorable, aunque también consideran que hay aspectos que podrían mejorar. Cuatro de ellos (Diego Valiño, Belén del Hoyo, Sergio L. Anguís y Sandra Marcos) comentan algunas de sus experiencias.

En cualquier caso, el hecho de ser becario tiene sus ventajas. Tal es el caso de Diego Mazón Born, redactor jefe de Nacional del diario La Razón y corresponsal de Defensa para este periódico. Su trayectoria profesional y su perseverancia le han conducido a convertirse en un ejemplo de éxito merecido. Este triunfo se debe también a las prácticas en diferentes medios de comunicación que comenzó a realizar mientras estudiaba la carrera.

Diego Mazón tardó tres años en firmar su contrato con La Razón, tiempo que puede hundir en la desesperación a cualquier persona pero, para él, “el esfuerzo ha merecido la pena”. Además, ha transmitido a los jóvenes periodistas un mensaje de esperanza ante un panorama difícil, sin olvidar que “hay que pelear mucho desde el principio porque somos muchos y hay mucha competencia; sobre todo hay que ser listo, tener visión y humildad”.

Nada se consigue gratis y un empleo con salario adecuado requiere, como en otros campos laborales, de una empeño constante para alcanzar la meta profesional. Comenzar las prácticas durante la carrera, sobre todo ahora que el Plan Bolonia lo prescribe, puede ser el pasaporte hacia un empleo digno y reconocido, un trámite que requerirá siempre del sello de lucha personal y trabajo constante.

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