En muchas facultades de distintos centros universitarios de España existen, con mayor o menor número de participantes, las asambleas de estudiantes, en las cuales se llevan a cabo acciones y debates relacionados con el ámbito político y educativo.

Alumnado y profesorado han oído hablar alguna vez de estas asambleas: la información llega en pasaclases que se hacen desde las mismas (consistentes en ir a las aulas e informar de qué es la asamblea de cada facultad y qué acciones se llevan a cabo), se ven en el hall los días que hay reuniones, se ven carteles… pero, ¿qué es una asamblea? ¿En qué se diferencia de otro tipo de organizaciones, como las asociaciones políticas también existentes en las facultades?

Aunque las asambleas no son un invento reciente, a partir del movimiento 15M de 2011 en Madrid nace el organismo Tomalafacultad, un ente que se creó a partir de la exportación del sistema de reunión asambleario de las calles a las aulas. Álvaro C. P., miembro de la asamblea de la Facultad de Ciencias de la Información, nos amplía más acerca de este tema y nos cuenta cómo entró él en la misma.

Las acciones que se llevan a cabo desde las mismas asambleas, explica Álvaro, se centran en trabajo sobre el sistema educativo. Estas tareas se realizan durante las huelgas y en manifestaciones y movilizaciones a favor de la educación pública en general. Actualmente existen muchos factores que justifican la existencia de las asambleas y la indignación del alumnado y, en general, de toda la comunidad educativa.

Desde hace unos años hasta ahora, se ha impuesto una sistemática subida de tasas que ha dejado a mucha gente fuera del ámbito universitario por no poder pagar la matrícula, se ha reducido y endurecido el sistema de becas, lo cual dificulta aún más a grandes sectores de estudiantes poder seguir sus estudios, la implantación del Plan Bolonia y la Estrategia Universidad 2015, que han introducido los mercados en las universidades públicas y han exigido recursos de los que no se dispone actualmente, las becas Erasmus son menos cuantiosas cada año y la Séneca ha desaparecido. Para las personas integrantes de las asambleas de facultad, todas estas medidas necesitan ser rechazadas a nivel general por el colectivo estudiantil y deben llevarse a cabo acciones contra las mismas.

Sin embargo, estas acciones parecen no llegar a oídos del colectivo estudiantil en general. Hablando con diferentes alumnos y alumnas, muchos afirman que desconocen la labor de las asambleas. Muchas de estar personas aseguran no atreverse a participar en las mismas o estar desinformadas.

Una de las críticas más fuertes que recibe – en este caso – la asamblea de Ciencias de la Información viene por la escasa difusión de sus acciones y de las convocatorias. Sin embargo, Álvaro afirma que desde hace tiempo se viene realizando una labor informativa sobre medidas que afectan a todo el colectivo estudiantil, desde la implantación del Plan Bolonia hasta consecuencias de esto mismo, como puede ser la subida de tasas. Son también habituales los pasaclases, pasacampus carteles en los edificios de la facultad y acciones como conciertos o comidas populares llevadas a cabo por las asambleas.

Puede ser que el problema que afecte a las asambleas de facultades sea un marcado etiquetaje hacia las mismas y sus miembros que, en muchos casos, puede verse reforzado por los medios de comunicación y otras entidades o personas relacionadas con el mundo político y educacional. Las asambleas en ocasiones gozan de fama de organismos ultraizquierdistas o violentos, lo que puede llevar a parte del alumnado a recelar de las mismas. Ante esto Álvaro refleja su punto de vista

Las asambleas en su mayoría o casi totalidad están formadas por parte del alumnado de las facultades. Sin embargo también se dan casos en que el profesorado comparte los motivos de indignación de los y las alumnas y llevan a cabo acciones como la conocida “Universidad en la calle”. Dolores Rodríguez Barba, profesora de la Facultad de Ciencias de la Información en la UCM nos concede estas palabras.

Y es que lo cierto es que muchas de las medidas que las asambleas combaten son también luchas que competen al profesorado. Un ejemplo claro lo tenemos en la implantación del Plan Bolonia, que en un principio se presentó como garante de la europeización de los estudios superiores españoles, con un menor volumen de estudiantes por aula, el fin de las clases magistrales y la consolidación de actividades más prácticas con mayor participación del alumnado. Para Dolores, existen problemas que repercuten en la implantación del Plan Bolonia pero que vienen de antes y, a mayores, este plan “europeísta” puede cumplirse sólo a medias.