Miles de personas llegan al archipiélago en búsqueda de una mejor vida
Cada año, las Islas Canarias recibe a miles de inmigrantes que huyen de su lugar de procedencia en búsqueda de una mejor vida. Allí, son enviados a centros o campamentos especializados. No obstante, el archipiélago es solo una parada de un viaje sin fin.
Si buscas la palabra “inmigrantes” en el diccionario, obtienes la siguiente definición: “Persona que llega a un país o región diferente de su lugar de origen para establecerse en él temporal o definitivamente«. Hay quien cree que en el punto donde comienza el trayecto se convierten en migrantes. También hay quien piensa que una vez que han llegado, su trayecto migratorio se da por concluido. Sin embargo, no es ni la una ni la otra.
Muchísimas de estas personas han recorrido un largo camino antes de llegar a la orilla de las playas de las Islas Canarias. Por ejemplo, alguien que sale de algún punto de la región occidental de África seguramente haya recorrido, poco a poco, y trabajado y ahorrado por el camino hasta llegar a la costa desde la que poder embarcarse en una patera. Asimismo, son muchos los que empiezan el camino, y no todos consiguen terminarlo.
Sin embargo, el camino no termina en las islas. Para mucha gente Canarias o España es solo una parada, un punto de tránsito del viaje hasta Europa donde reunirse con sus amigos o familiares.
La ruta migratoria atlántica es una de las más complejas y difíciles de entender. Durante los últimos años ha habido un aumento significativo de la llegada de inmigrantes a las costas canarias que se han visto afectados de manera directa o indirecta con este fenómeno, con la pérdida de trabajo en sus lugares de origen o con olas de calor que sin los recursos suficientes les hace inviable tener un estilo de vida de calidad.
Otra de las razones del incremento de llegada de pateras a las Islas Canarias ha sido la COVID-19. Esto ha producido un colapso en las administraciones y la necesidad de buscar alternativas como los campamentos, en los que se alojan a su llegada los inmigrantes y que muchas veces no se encuentran en la mejor situación.
Para comprender este fenómeno, se ha contactado con Txema Santana, asesor en migraciones para el Gobierno de Canarias y uno de los mayores expertos en el fenómeno migratorio que viven en las Islas.
La llegada de pateras
Desde hace varios años, se puede ver como la llegada de pateras procedentes de África ha aumentado su destino a Canarias. La llamada Ruta Canaria tuvo un momento álgido en 2006-2007 cuando procedían de los cayucos de Senegal. En 2020 comenzaron a venir sobre todo desde Dajla (Sahara) y Nuadibú (Mauritania), y el año pasado se identificaron pateras procedentes de El Aaiún (Sahara) y Tarfaya (Marruecos).
Después, en 2021 hubo un aumento de llegadas a Lanzarote y Fuerteventura, las dos islas más cercanas al continente (de 100 a 120 km), en noviembre recibieron el 47% de llegadas de inmigrantes. Una gran diferencia, ya que en 2020 Gran Canaria recibía el 70%.
En 2022 se han registrado 2.674 llegadas, según los datos de la Delegación del Gobierno de Canarias. A diferencia de 2020, que se registró la entrada de 2.077 personas.

Mapa Ruta Canaria 2020-2022. Ana Belén Varona
Este registra las salidas y llegadas más comunes desde el año 2020 hasta 2022. Los datos se han obtenido por medio de la Delegación del Gobierno de Canarias, el Salvamento Marítimo y datos de EFE en Las Palmas de Gran Canaria.
En la isla de Lanzarote comenzaron a llegar en 2020 pateras desde Agadir (390 km), Sidi Ifni (315 km) y Tan tan (220 km), en su mayoría. Sin embargo, en el último año se han registrado salidas más al norte de Marruecos, como El Jadida (670 km) o incluso Kenitra, al norte de Rabat (850 km). Este es un dato muy extraño ya que las pateras procedentes de estos lugares se dirigían al Estrecho.
Sin embargo, no solo vienen desde el norte, llegan a Gran Canaria, en su mayoría, pateras del Sáhara Occidental, tanto de El Aaiún (230 km), Bojador (218 km) o Dajla (450 km) y Cabo Blanco (775 km), más al sur. Asimismo, en el último año se han registrado llegadas a la isla de El Hierro. En cuatro meses han llegado un total de 919 inmigrantes, en su mayoría procedentes de Senegal.
En 2020, el 6% de los inmigrantes eran mujeres. Cada vez son más las que emigran a otros países para buscar una vida mejor. Estas normalmente deciden salir de su país natal debido a las condiciones a las que están sometidas, a que son perseguidas, maltratadas, etc.
Durante el viaje, algunas de ellas sufren violencia de género. Para saber más sobre las condiciones de las mujeres y de los niños, se ha contactado con Esther Torrado, profesora e investigadora del área de sociología de la Universidad La Laguna, Santa Cruz de Tenerife.
El lado más humano
Cuando los inmigrantes llegan a las Islas Canarias, estos son distribuidos en centros o campamentos. Cientos de personas acuden diariamente para ofrecer su ayuda e intentar facilitar la estancia en este sitio . Cada quien ofrece lo que puede (estudiantes, abogados, etc.).

Campamento para inmigrantes en Las Raíces, Tenerife. Fran Pallero
Indira Carballo y Lucía Rodríguez son dos jóvenes herreñas, que actualmente viven en Tenerife, ambas van de manera desinteresada a ayudar en el campamento de Las Raíces en la isla de Tenerife.
Su preocupación acerca de esta situación les hizo acercarse para conocer de cerca esta realidad. De forma muy habitual y empleando la gran mayoría de su tiempo, van a este lugar para ayudar y alejar de la situación precaria a los inmigrantes que se encuentran instalados en estos lugares, ofreciéndoles lo que desde las instituciones no le proporcionan, como una dieta en buen estado, ropa, clases de español y de una u otra manera intentan ayudarles de manera psicológica.
Su inquietud por este tema e implicación ha hecho que su objetivo sea crear una asociación, para que su labor vaya más allá y puedan ofrecer más de lo que ya hacen.
Los inmigrantes, como ellas mismas dicen, “se han convertido en su familia”. En el caso de Indira, su familia ha acogido a Mamadou, un joven que llegó en patera y que se convirtió en una persona muy importante para sus padres y como ella misma afirma “un hermano mayor” . Por otro lado, Lucía también tiene una relación muy cercana con estas personas, que también, se han integrado en su familia.
Ellas mismas han querido relatar la situación precaria que se vive en estos campamentos y que hace que la vida de aquellos que habitan en ella durante meses sea aún más dura que la travesía.
El fin del viaje, en contrario a lo que muchas personas creen, a raíz de la desinformación de los medios de comunicación y el tabú que causa este tema en la sociedad actual, no son las Islas Canarias y muchas veces tampoco llega a ser España. Nuestro país solo sirve como una pequeña parada en su larga travesía, algunas veces termina en tierra, pero por desgracia puede llegar a tener un fin en el mar.
Otras veces sus penurias no termina al llegar a tierra, solo es el principio de un futuro incierto, de unos meses llenos de soledad, incertidumbre, sin tener recursos suficientes en campamentos, dónde su situación precaria les hace vivir como “presos” sin poder hacer actividades tan cotidianas como salir a la calle o tener una dieta equilibrada y sana. Pero esto no es lo peor en muchos casos lo que les espera después de vivir en estas situaciones es un retorno a sus lugares de origen, que les ponen en el mismo punto de partida y ven su sueño truncado de tener un futuro mejor.
Por ello, la Unión Europea y los países deberían, como explica Esther Torrado, plantar políticas de detección y protección de las víctimas de tráfico y trata, llevar a cabo corredores futuros, planificar una acogida decente, y, sobre todo, debería haber una solidaridad entre los países. En resumen, se deberían reformar las políticas migratorias que están muy centradas en el control de fronteras, y menos en los derechos humanos.