El deporte en la adolescencia juega un papel fundamental en la personalidad, aumenta la autoestima, ayuda a sentirse bien, sano y fuerte, lo que aumenta la confianza en sí mismo. El estado de ánimo es más positivo lo que hace afrontar los problemas cotidianos con otra actitud. El ejercicio físico le ayuda a descansar mejor y tener mayor calidad de sueño, ya que descarga tensiones y favorece la relajación. A nivel psicológico aprendes a luchar por tus objetivos plazo y se crean adultos más constantes. La práctica de deporte favorece la sensación de bienestar debido a la liberación de endorfinas; si además se trata de un deporte en conjunto, los beneficios son aún mayores, como la formación de la disciplina, el liderazgo o la solidaridad.

La alimentación juega un papel importante en este ámbito: Lograr que el adolescente coma de todo y saludable no es tan fácil, para evitar una dieta inadecuada es necesario inculcar buenos hábitos en las etapas previas y explicar que alimentarse no es un tema de moda. Los padres deben considerar los estilos de vida del adolescente para adaptar las preparaciones al ritmo de vida del joven. Las principales recomendaciones son consumir 2 veces por semana pescados, incluir sangre de pollo, bazo o hígado cada 10 días, los lácteos, los cereales y el zinc, que pueden encontrarlo en frutos secos. La fibra, así como una variedad de vitaminas y minerales, las encuentran en las 5 frutas y verduras de estación que deben consumir a diario.

A continuación, Jesús Arsenio García, nutricionista y propietario de la la clínica Vitalitty Live, explica el papel de la alimentación como hábito saludable.

En la era de las comunicaciones en la que nos encontramos es muy beneficioso entre los jóvenes la interacción virtual, pero el resultado es un exceso de actividad sedentaria, perjudicando la salud. Cada vez es más frecuente que los adolescentes que de pequeños han practicado deportes, los abandonen con el tiempo. La excusa que utilizan es que les falta tiempo para todo. Por esta razón, puede resultar positivo la orientación a organizar su tiempo para poder hacer diversas actividades, entre las cuales se sitúa el deporte como la más importante.

La actividad física aporta innumerables beneficios para la salud física y mental, sin embargo, existe un factor de riesgo cuando se convierte en obsesión, ya que puede causar trastornos como la vigorexia o la dismorfofobia, la depresión y la melancolía o incluso, influir en enfermedades como las coronarias o la diabetes. Además, uno de los problemas más crecientes en el deporte aficionado es que mucha gente no sabe calcular sus propios límites. Por ejemplo, Crossfit, maratones o ‘Iron-Man’, todo ello exige una buena preparación para minimizar los riesgos de la salud. Actividades que van más allá de lo razonable pueden provocar arritmias, síncopes, accidentes cardiovasculares y hasta la muerte súbita.  

La salud debe comprenderse bajo la definición de la Organización Mundial de la Salud como: “Estado completo de bienestar físico, mental y social”. Por eso cuando se habla de hábitos saludables hay que tener en cuenta que el ámbito psicológico influye en nuestra salud, ya que el cerebro regula el funcionamiento orgánico. Existe por tanto una profunda relación entre los pensamientos y sentimientos con lo que ocurre en el organismo. Las enfermedades mentales pueden afectar a la manera de pensar, el humor, el comportamiento y las relaciones con los demás. En los jóvenes se convierte necesario conseguir un equilibrio mental, al encontrase en plena creación de su identidad y más aún en una época donde el estrés se encuentra al orden del día, junto a la ira y las conductas negativas. Actualmente los jóvenes pueden acudir a la psicología de la salud, que tiene como principales funciones promocionar la vida saludable, tratar enfermedades, prevenir e investigar los factores que influyen en su aparición.

Amaya Ortiz de Zárate profesora de psicología en la Universidad Complutense de Madrid nos da su punto de vista sobre la psicología de la salud y sus aplicaciones.

Tomando como referencia el Anuario de Estadísticas Deportivas 2018, se puede crear un perfil sobre los hábitos deportivos en los jóvenes que se encuentran entre los 16 y 24 años, expresado en miles. Dentro del empleo vinculado al deporte, en 2017 había un 37,2% del total de ocupados en esta franja de edad. Este porcentaje ha ido aumentando de forma considerable desde el 2011, dónde solo había un 26,5% de jóvenes que se dedicaban profesionalmente al deporte. Lo mismo ocurre con los hábitos deportivos, la población de 15 a 24 años que practica algún deporte semanalmente pasa de ser 57,9% en 2010 a 76,1%. Además, en esta edad es cuando se registra más actividad deportiva según reflejan las estadísticas.

Laura Cabrero, estudiante de nutrición, dietética deportiva y personal trainer en FEDA Madrid, nos da una visión de lo que conlleva esta profesión y los hábitos deportivos en los jóvenes:

En los últimos años se han hallado grandes cambios en el panorama deportivo juvenil, ya no por el incremento de la demanda deportiva o por la aparición de nuevos tipos de deporte, sino principalmente motivado por el “pique” por competir por los mejores cuerpos físicos. Anteriormente el deporte era sinónimo de salud y de diversión -que lo sigue siendo, la excepción no confirma la regla-, el cambio está en que hoy en día muchos jóvenes tienen otra concepción del deporte, como una vía para conseguir ese cuerpo idealizado y sentirse mejor entre ellos mismos. Es algo que se encuentra muy a la vista en las redes sociales y en la calle incluso, los gimnasios se llenan de jóvenes buscando esos músculos, mientras que no piensan en lo que conlleva el deporte sano, sin ningún tipo de interés más allá de su práctica.