Salvador Dalí (Figueras, 1904-1989), conocido por todo el mundo por el excéntrico carácter que manifestaba, también, en sus obras, fue uno de los máximos exponentes del movimiento surrealista. No obstante, destacó con obras realistas, algunas de las que más llamativas son: Anna María de espaldas, Muchacha en la ventana o La cesta de pan.

De Salvador Dalí, como de Pablo Picasso, se puede decir que conocía tan bien las técnicas realistas que podían pintarla y, a la vez, tergiversarla. Porque solo los grandes maestros pueden hacer un gran retrato y, a la vez, ser surrealistas o cubistas sin que a nadie le parezca demasiado extraño.

Obra de Salvador Dalí

La muchacha en la ventana (Fundación Dalí)

Sin dejar de lado los grandes retratos, Dalí los sigue utilizando aún ya superada la etapa más realista. Por esto, vemos en cuadros como Leda atómica un gran retrato aunque no sea lo más importante de la obra.

Para Violeta Izquierdo, profesora Arte Contemporáneo en la Facultad de Ciencias de la Información, «Salvador Dalí es conocido por sus impactantes y oníricas imágenes surrealistas. Sus habilidades pictóricas se suelen atribuir a la influencia y admiración por el arte renacentista. También fue un experto dibujante y tuvo la capacidad de crear un estilo genuinamente personal con su método paranoico-crítico asociando imágenes desconectadas pero unidas por la paranoia».

Surrealismo

La etapa más conocida de Salvador Dalí es el surrealismo. Este gran pintor se obsesionó hasta tal punto con la teoría del psicoanálisis de Sigmund Freud que llegó a utilizar sueños o imágenes recurrentes que llegaban a su mente en sus obras. Dentro de esta etapa encontramos obras como: El Gran Masturbador o una de las obras más conocidas del pintor catalán: La persistencia de la memoria, con sus relojes blandos, que algunos dicen que se inspiró en la Teoría de la Relatividad de Einstein pero que parece ser que en realidad estaba más relacionado con unos quesos que vio fundirse al sol.

Obra de Salvador Dalí

El Gran Masturbador (Fundación Dalí)

La admiración de Dalí por el psicoanalista Freud le llevó a intentar conocerle en un par de ocasiones. Finalmente fue en 1938, en Londres, cuando lo logró. En ese encuentro, Freud admiró la obra de Dalí, pero este tan solo quería que el psicoanalista leyese su tesis sobre el método paranoico-crítico. En aquel momento, Freud le tachó de “fanático”.

El método paranoico-crítico

Este método propio de Salvador Dalí jugaba con las teorías freudianas, las imágenes dobles y las ilusiones ópticas.

Aunque nosotros podamos entender el término paranoico como una interpretación falsa de la realidad, para Dalí se trataba de “una actividad espontánea de conocimiento irracional, basado en la asociación interpretativa-crítica de los fenómenos delirantes” como explican en este artículo Virgili Ibarz y Manuel Villegas. En palabras más simples, lo que Dalí hace es extraer elementos de su mundo interior.

Dalí y la ciencia

No es conocido por muchos que Salvador Dalí era un apasionado de la ciencia y se codeaba con grandes científicos.

Montse Agur, presidenta de la Fundación Dalí, nos cuenta que «sentía gran interés por la visión y la óptica. Desarrolla su interés en la época americana y sobre todo a raíz de la bomba atómica y de los efectos de la explosión. También se interesa por la física cuántica». Dalí, a lo largo de su vida, «va uniendo arte y ciencia», afirma Agur.

Sin embargo, su amistad con la ciencia empieza desde que entró en la Residencia de Estudiantes, ya que tuvo el placer de ver por esos pasillos a Marie Curie o Albert Einstein.

Física nuclear y cuántica

El estallido de la primera bomba atómica fascinó al genio, haciéndole reflexionar sobre el tema. En algunas de sus obras se llega, incluso, a reflejar el miedo que sintió el pintor catalán con la noticia sobre la bomba.

De entre las obras de esta época destacamos: Idilio atómico y uranio melancólico, Las tres esfinges de Bikini y Desmaterialización cerca de la nariz de Nerón.

En cuanto a la física cuántica, Salvador Dalí acogió las teorías con gusto y se dedicó a pintar desde este nuevo punto de vista. Algunas de las obras en las que podemos apreciar su visión del mundo cuántico son: Cabeza rafaelita estallando o Galatea de las esferas.

La doble hélice, la estructura del ADN

Obra de Salvador Dalí

Galacidalacidesoxyribonucleicacid (Fundación Dalí)

En el periodo que abarca entre 1962 y 1978, en las obras de Salvador Dalí se ve el impacto que tuvo el descubrimiento de la doble hélice, estructura del ADN y la genética, llegando, incluso, a conocer a James Watson, uno de los descubridores de la estructura del ADN.

Una de sus obras fundamentales de esta etapa relacionada con la biología es: Galacidalacidesoxyribonucleicacid, un tributo a Francis Crick y James Watson, descubridores de la doble hélice por la cual se estructura el ADN.

Para adentrarnos en el particular universo de Salvador Dalí hemos conversado con el sociólogo José Enrique Rodríguez.

El fenómeno Dalí

Con el paso del tiempo, la figura de Dalí no se diluye sino que se mantiene, para Violeta Izquierdo, la clave está en que «se convirtió en la personificación de todo aquello que quería contar con su arte. Cuando se producen estas excepcionales circunstancias nos encontramos ante artistas-personajes que provocan un encendido interés durante largo tiempo».

Aún con su carácter excéntrico que alejaba a unos y acercaba a otros, Salvador Dalí es uno de los grandes artistas que han nacido en nuestro país. Pero, además, consiguió que el resto del mundo se fijase en él y en su obra, llegando a convertirse en un fenómeno a escala mundial. Puede que no todo el mundo conozca todas sus obras, pero todos hemos escuchado hablar de él, sus excentricidades y su bigote.

¿Conoce la gente a Dalí y sus obras más representativas?