Cortos documentales, de ficción, de animación, infantiles o de crítica. Los hay de todos los colores y para todos los públicos. En cambio, la mayoría de consumidores prefieren a su hermano mayor: el largometraje. Las producciones de corta duración no gozan, a efectos prácticos, de la misma visibilidad que las películas tal como las conocemos.
La primera pregunta que habría que responder es sencilla. Un cortometraje es una producción audiovisual de índole cinematográfico que alcanza duraciones de poco calado. La más larga es de treinta minutos y la menos es de cinco minutos.

Estreno de ‘La eminencia’, de Carlota Coronado| Foto: Facultad CC. Info
En tan comprimido periodo de tiempo, los cortos tienen el difícil reto de provocar el mismo impacto que los largos. Por ello, la mayoría de ellos optan por tratar temas alternativos propuestos por un equipo humano que tiene toda la libertad para decidir qué y cómo diseñar los procesos.
Además, un corto es el principio perfecto para muchos directores de reciente aparición. En ellos ven la forma perfecta de hacerse un hueco en la complicada y acotada industria cinematográfica. El porqué de ello responde al bajo coste que tienen estas producciones; no sólo en cuanto a inversión, sino también en lo relativo al uso de los medios audiovisuales.
Por supuesto, no todo iba a ser perfecto en el mercado del cortometraje. Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los creadores de esta variante cinematográfica es la ausencia de un mercado definido. A día de hoy, son aún pocos los circuitos de exhibición comercial de cortometrajes; por el contrario, sí que empiezan a proliferar concursos y Festivales de este género. Entre los más importantes se encuentran el Sundance Film Festival (EEUU), el Festival de Cannes (Francia), el Leeds International Film Festival (Reino Unido) o el Palm Springs International Festival of Short Fims (EEUU).
Quien puede dar fe de lo que se describe es la docente Carlota Coronado, profesora en la Facultad de Ciencias de la Información y ganadora de un Goya en 2015 al mejor corto de animación.
A ella se ha acercado este grupo con intención de conocer los entresijos del mundo del cortometraje, así como para preguntarle por el trato que se le da a los cortos en la misma facultad en la que trabaja.
Una entrevista trufada de sabiduría y feminismo, espíritu que inculca Coronado en todas las facetas de su vida diaria y —por supuesto- también en las producciones que lleva a cabo. La última, la que recibe el nombre de ‘La eminencia‘, es uno de los diez cortos seleccionados por la Academia de Cine para competir en la 34º edición de los Premios Goya en la categoría de Mejor Corto Documental.
LOS INICIOS DEL CORTOMETRAJE

‘Viaje a la luna’, primer corto del que se tiene constancia
Los primeros cortometrajes confeccionados dependían fundamentalmente de la duración del rollo de película, que en esos tiempos no alcanzaba los 10 minutos. Un ejemplo claro de ello es el popular “Viaje a la Luna”, dirigido por George Mélies en 1902.
Así, no es descabellado afirmar que fue a raíz del cortometraje cuando, más adelante, surgió la técnica del montaje. Ésta era una operación consistente en juntar diferentes tomas a fin de armar películas de mayor duración que contuviesen estructuras más completas; de ellas saldrían, por cierto, lo que hoy conocemos por largometrajes.
EL CORTOMETRAJE EN EL SIGLO XXI
Internet es el principal proveedor de cortometrajes, siendo uno de los mejores formatos que se adaptan a la red y a las necesidades consumistas de los usuarios. De hecho, el cortometraje se ha convertido en uno de los formatos que mejor se adapta a Internet debido a sus características.
Si bien la difusión de cortos ha sido siempre más difícil que la de los largometrajes, ahora esta situación ha dado un vuelvo. Cualquiera puede hoy colgar en la red un corto rudimentario para que otros puedan visualizarlo libremente. En última instancia y con un poco de suerte, el corto puede llegar a ser comercializado.
En otro orden de cosas, la visibilidad experimentada por el cortometraje con la aparición de las nuevas tecnologías ha servido para que guionistas, directores, actores y productores hayan posicionado sus obras como un destacado género independiente del largometraje.
PIXAR, QUIEN MÁS CUIDA ESTE GÉNERO
Píxar ha sido históricamente quien más ha cuidado la producción de este género cinematográfico. Hasta tal punto llega el afán por difundir la producción de cortos, que desde 1997 incluyen en casi todas sus películas uno de ellos.
El primero fue El juego de Geri, que se adjuntó a la película Bichos. A los más jóvenes les sonará este entrañable historia, protagonizada por un anciano que compite contra sí mismo en una partida de ajedrez. Fue animado por John Lasseter, buque insginia de la compañía del flexo saltarín al dirigir la mayoría de los cortos.
En cambio, la relación de amor de la productora americana con los cortos se remonta muchísimo tiempo más atrás. Concretamente a la década de los 80, cuando aún Píxar se trataba de una pequeña empresa dedicada al hardware informático. De aquella gloriosa etapa dorada surge una de las grandes obras maestras, Tin toy.
LA RELACIÓN DE LA FACULTAD CON LOS CORTOS
En la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid además de Periodismo y Publicidad se estudia Comunicación Audiovisual.
Muchos de los estudiantes de este grado comienzan sus carreras con unas expectativas que nada tienen que ver con la realidad. Entre ellas, que les enseñen técnicas para hacer sus propias maquetas audiovisuales. La mayoría de ellos encuestados se muestran decepcionados por precisamente salir de su formación profesional con más base teórica que práctica, aunque halagan la capacidad de la facultad a la hora de enseñarles la contextualización necesarias para su creación.

Cartel de la 4ª Edición de ‘Enfocando’
En nuestra facultad el corto recibe un trato sobresaliente por los estudiantes de audiovisuales. Es por eso que, siendo conscientes de su importancia, cada año se organiza el festival Enfocando, que este 2019 celebró su 4º Edición en febrero con una acogida espectacular.
En particular, este concurso tiene como objetivo que todos sus participantes rueden un corto en un límite de 48 horas. A fin de evitar malas prácticas, los organizadores proponen una serie de elementos en común que deben salir en todos y cada uno de los cortos. De esta forma, se evita que se ‘cuelen’ producciones elaboradas con más tiempo.
Por supuesto, es un proyecto respaldado por el Decanato de la Facultad y en el que participan como jurado personas de renombre.
Conocida la opinión de quienes se dedican con pasión al arte de lo audiovisual, toca preguntar al alumno de a pie de nuestra facultad. Si bien es cierto que todos alguna vez han consumido cortos, el desconocimiento de una industria del corto es bastante palpable.
Casi todos coinciden en que los film de duración comprimida se elaboran con un fin preclaro: transmitir una moraleja. En línea paralela, también resaltan la perfecta oportunidad que supone para pequeños productores de sacar a la luz sus trabajos y así adquirir mayor notoriedad.
A pesar del gran cariño que se le tiene en nuestra facultad, la gran influencia social que destacan nuestros entrevistados y la precisión a la hora de crear historias y moralejas en un corto periodo de tiempo; el cortometraje sigue siendo el gran olvidado del mundo audiovisual.