¿Cómo afectan los cánones de belleza del mundo audiovisual?
Se dice que “el cine es el reflejo de la sociedad” y es que, es verdad que en el mundo audiovisual aparecen elementos cotidianos, es decir, ideas que nos hacen poder identificarnos con los personajes o la trama que están contando. Ya sea una película de terror o ciencia ficción siempre hay un elemento identificativo con la sociedad del momento. Por ello, nos afecta y creemos lo que aparece en pantalla. Este es un elemento más de nuestra vida, es más que una actividad de ocio. El cine enseña comportamientos que están bien o mal, da lecciones de moral y muestra la moraleja de cada situación.
Pero todo esto no quiere decir que el cine, con la carga de la labor social, lo haga todo bien. Analizando la apariencia física de las personas que se nos presentan podemos ver una falta grave de variedad, transparencia y realismo.
Los protagonistas siempre son personas normativas, con cuerpos “bonitos”, refiriéndonos a lo socialmente aceptado y una personalidad a parte. Luego encontramos en segundo plano al típico personaje gordo gracioso. Este es un ejemplo muy general, pero seguro que leyendo esto te viene a la cabeza alguna serie o película como en “Dando la nota” con el personaje de “Amy, la gorda”, interpretado por Rebel Wilson.

«Amy la gorda». Dando la nota.
El problema no está en la posición o el planteamiento del personaje normativo, sino en cómo se relega a un segundo plano a las personas que no están dentro de los estándares de belleza socialmente implantados. Por ejemplo, los personajes gordos, delgados o racializados.
Las consecuencias que pueden tener las normas sociales que dicta el cine afecta mayoritariamente a los jóvenes debido a la exposición únicamente de cuerpos normativos que se hace en el cine como la figura ideal a alcanzar. Puede derivar en trastornos alimenticios u otras enfermedades mentales relacionadas con el físico. En España 300.000 jóvenes de entre 12 y 24 años sufren algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA).
Pero esto no es algo de lo que nosotros nos hayamos dado cuenta investigando a fondo, cualquier persona puede darse cuenta sin siquiera buscarlo, y las personas que lo viven más de cerca nos lo cuentan como un problema.
En 2017, Refinery29 encargó un estudio sobre la diversidad corporal a la Iniciativa de Medios, Diversidad y Cambio Social de la USC Annenberg que encontró que de los 33 personajes femeninos que fueron protagonistas o coprotagonistas en las 100 películas principales de 2016, sólo cuatro tenían aproximadamente una talla 42. Eso significa que cuatro papeles en un año completo representaron el 71% de la población adulta de EE. UU. que, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, tiene sobrepeso u obesidad. Esa falta de representación dice mucho sobre el valor que se le da a los cuerpos gordos.
José Quetglas es un reconocido maquillador y caracterización. Ha trabajado en más de 190 películas. En la actualidad da clases en el Instituto de Cine de Madrid, en la Universidad Miguel Hernández de Elche y en la Universidad de Huelva.
Por otro lado, ha ganado siete premios Goya (seis al mejor maquillaje y peluquería y uno a los mejores efectos especiales), un BAFTA (Premios de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión) y un trofeo Ariel (premio cinematográfico concedido anualmente por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas).
Gracias a todos sus años de trayectoria, ha podido ver como los cánones de belleza en el mundo del cine han ido cambiando, así como el maquillaje y la caracterización.
Manuel Soler es un joven actor de 17 años al que siempre le ha gustado el mundo de la interpretación, y del arte en general. Ha participado como actor en series como “HIT”, de TVE. Es un gran defensor de la diversidad de cuerpos, no solo en el mundo de la pantalla, sino en la sociedad. Él mismo ha vivido en primera persona lo que significa ser discriminado por tu cuerpo, por eso lucha para que ese estereotipo del cuerpo “perfecto” desaparezca.
Así como el cine es el reflejo de la sociedad, cada década mostraba unos cánones distintos, tanto en hombres como en mujeres. Lo realmente importante es que el cine tiene la oportunidad de mostrar naturalidad y normalidad en cuerpos que la sociedad ve menos atractivos, en cuerpos no normativos. Y ese es un poder que podría cambiar mucho la visión general sobre la belleza.
Aunque nunca hay que olvidar que el cine es una industria, el factor económico es lo que prima por encima de todo y eso afecta directamente a la hora de escoger a los actores y actrices. Siempre va a llamar más la atención de la audiencia una actriz delgada y normativa que una gorda, demasiado flaca o incluso negra.
El problema llega cuando lo económico se vuelve tan importante que esa labor social que tiene el cine se convierte en nada y lo que se ve es una distopía. Hay series y películas que únicamente muestran la belleza y el triunfo sin sentido alguno, sin más fondo y sin ningún valor real. El ejemplo más claro es la serie de Netflix «Élite», que carece completamente de trama más que mostrar a personas perfectas tener relaciones entre ellos, sin ningún cuerpo que se salga de lo normativo.
El mundo audiovisual tiene una carga mucho más grande de lo que se piensa sobre los cánones de belleza, si es verdad que no los dicta, los promueve y moldea. Al tratarse de una industria que solo busca el beneficio propio únicamente da a la gente lo que creen que quieren, sin tener en cuenta que mostrar una realidad con la que la mayoría podría sentirse refugiados e identificados daría mucho más de sí que mostrar puros maniquíes que solo tienen un cuerpo bonito.